Ichiban Kasuga en Infinite Wealth, el héroe que bajó su nivel

El personaje que nos ocupa me encantó en el primer juego que protagoniza, Yakuza: Like a Dragon. Es precisamente por eso que tenía muchísimas ganas de ver cómo continuaban las aventuras de Ichiban Kasuga en Infinite Wealth, su secuela directa. Sin embargo, lo que encontré no me convenció tanto… y de eso venimos a hablar aquí. ¡Ojo SPOILERS de ambos juegos!

Valoración Yakuza: Like a Dragon
Los cuatro personajes pilares de la primera historia (spoilers)
Valoración de Like a Dragon: Infinite Wealth

Para expresar mi opinión lo mejor posible, iré dividiéndola en distintas secciones para centrarme en los detalles que más resaltaron. Por supuesto, esto es solo mi interpretación de la trama y el personaje, ¡quizá me equivoque de cabo a rabo! Empezaré justo por lo que más me gustó y despertó mis esperanzas, pero a partir de ahí la cosa irá decayendo.

El inicio: Ichiban en estado puro

Ichiban Kasuga en Infinite Wealth Saeko partida dardos
Un romance que no esperaba, pero quedó muy natural y me encantó que Ichiban sea fiel a sus sentimientos por Saeko

Cuando comencé con Infinite Wealth estaba encantado, ¡menudo inicio! Vemos a Ichiban trabajando honradamente en Hello Work, siempre con su objetivo prioritario en mente: cumplir la voluntad de su querido Masumi Arakawa y darle una oportunidad a los exyakuza para reinsertarse en la sociedad. Tan acertado como admirable el verlo trabajar día a día por ese propósito.

Como no podía ser de otra forma, la relación con sus amigos sigue intacta y más fuerte que nunca; todos retomaron su vida, pero el vínculo continúa inquebrantable y están ahí para lo que haga falta. ¡Qué divertido fue ver a Nanba y Adachi ayudarle con sus problemas románticos! Una de las cosas que me encantaron fue su cita con Saeko, tan adorable como divertida, con una liada final muy acorde al personaje.

Tras la denuncia falsa del canal de Tatara y el rechazo de Saeko, me parece lógico que Ichi se derrumbe un poco. Resultó igual de coherente que aceptar la misión propuesta por Sawashiro en el momento justo, viajando a Hawai para ver a Akane, impulsado por su cercanía con Masumi más que por el hecho de que sea su madre biológica. El tema de la familia de Ichiban y sus sentimientos al respecto se maneja genial.

Sinceramente, hasta aquí todo perfecto. Pese a que no veremos demasiado de su relación con Akane, sí muestran escenas bonitas y creíbles entre ellos de cara al final del juego. Es cierto que eché de menos un último encuentro con Sawashiro y preferiría que no utilizasen la conversación post-créditos con Saeko para hacer humor, porque quedaría mejor que las cosas salieran bien tras todo lo aprendido. Pero bueno, ese fue el menor de mis problemas. ¡Vamos con lo picante!

Tolerancia ilógica

Si en vez de rescatar a Eiji, hubiese ayudado a Ebina, me lo creería más

Un aspecto positivo que destaqué cuando hablé del personaje de Ichiban fue su tolerancia irracional hacia Masato, porque estaba justificada por el vínculo tan humano que lo unía a él. Era como su hermano, lo cuidó durante mucho tiempo y quería que viviese. Por eso la escena final del primer juego fue tan emocional, una reconciliación muy difícil que casi acaba bien, pero la realidad se les echó encima.

Por desgracia, aquí vemos ese rasgo de su personalidad reducido a lo absurdo y dirigido hacia cualquiera. Estoy dispuesto a creerme la ocasional fe en Yamai, y me parece lógico en Ichiban que perdone a Tomizawa por su primera traición. Nuestro taxista se la jugó, pero luego demostró que cambiaría, contó su historia y nunca volvió a fallar como amigo del protagonista. ¿Pero qué hay de Chitose y Eiji?

La chica es una traidora, reincidente en varias ocasiones. Sí, tiene sus razones y luego se arrepiente, dándolo todo por corregir esos errores. Pero la forma tan facilona de llevar su relación con Ichiban no me gustó nada. El tipo siempre creyó en ella sin reservas y resulta ilógico. No les unía ningún tipo de vínculo y Chitose demostró precisamente lo contrario: que no era fiable. Y lo de dejarle el colgante con las cenizas de Arakawa cuando le robó… me parece una excusa muy pobre para seguir confiando en ella.

Nuestro protagonista ni siquiera se enfada o muestra rechazo, ¡es como si le hubiesen arrebatado su genio! Aun así, el caso más grave es el de Eiji. El tipo no solo se la juega de la peor forma, poniéndolo en peligro a él y a sus amigos; también se burla de su recuerdo de Masato y lo utiliza en su contra para tomarle el pelo. ¿Qué sentido tiene llamarlo amigo o arriesgarlo todo por él? Para mí, ninguno.

La oportunidad desperdiciada

Convencer a este tipo debió ser también el destino de Ichiban, sin apartar a Kiryu de ese mismo rol

Está genial que Ichiban sea tolerante y perdone hasta el extremo, pero debieron trabajar muchísimo mejor cada caso. Lo de Chitose podría haber ocurrido igual, solo que esforzándose en mostrar algún tipo de rechazo hacia ella y que la chica deba trabajarse su regreso al grupo. En mi opinión, tiraron por lo sencillo en las escenas y se ahorraron complicaciones, dejando una resolución menos creíble.

Lo del caso de Eiji fue forzadísimo y no encajó bien con el final. Si me preguntáis a mí, la escena de redención con ese tipo hubiese quedado mejor con Masataka Ebina, alguien que sí tenía lazos con los Arakawa y sería la ocasión de Ichiban para realmente conseguir lo que intentó con Masato. De hecho, qué demonios, ciertos impulsos del nuevo villano se entienden y a veces cuesta reprochárselos.

Para mí fue una oportunidad tremendamente desperdiciada, porque aquí Ichiban sí podría haber tirado de Ebina hasta el límite por una causa justificada. Era el objetivo ideal para cumplir la voluntad de Masumi y, de paso, conocer un lado más oscuro de su idolatrado padre biológico, para que pese a ello se sobreponga todo lo positivo que el hombre intentó aportar al final.

De todas formas, entiendo que Ichiban no ocupa este rol porque le tenían que dar a Kiryu su momento álgido. Y debo confesar que no estoy del todo en desacuerdo, ya que me encantó el papel del otro protagonista y su duelo con Ebina fue sencillamente brutal, con una magnífica escena final. Aun así, no debieron excluir a Ichiban. ¡Podía (y debía) colaborar con Kiryu en salvar a los exyakuza redimiendo a Ebina!

Una conclusión desangelada

Fue muy graciosa la última escena con Saeko, pero la relación quedó tan en el aire como el resto de líneas argumentales

Solo hablando de la parte de Ichiban, a mí el juego no me dejó satisfecho con el final de su historia. La anticlimática escena llevando a Eiji a la comisaría (por las razones que ya comenté) se suma a los arcos argumentales inconclusos. No tenemos cierre con Sawashiro, tampoco con Akane o Ebina; ni siquiera nos dieron el gusto de concretar algo del romance con Saeko.

Si bien la lucha contra Bryce en la isla Nele me gustó, no la sentí como una batalla final a la altura en lo argumental. Fue genial que lo rescatase de su intento de suicidio, para que no se saliera con la suya y pagase por sus crímenes en prisión, pero me sabe a poco que ésa sea la última aportación importante de Ichiban en Infinite Wealth. ¡Me dejaron claro que él no es el verdadero protagonista de esta historia!

Lo peor del tema es que los detalles ya mencionados restan valor a las acciones de Ichiban en el primer juego, especialmente en lo relacionado con Masato Arakawa. Si por cualquiera está dispuesto a llegar a los mismos extremos y perdona sin problema el daño causado no solo a él mismo, sino a sus amigos, empieza a perder la identidad que lo caracterizaba en el primer Like a Dragon que protagonizó.

Y poco más que añadir, la verdad. Quizá en el futuro hable de Kazuma Kiryu desde mi perspectiva, porque su papel sí me encantó y tanto la evolución como su final me parecen brillantes. Respecto a Ichiban, simplemente me tocará asumir que me gustó más en su primera entrega, encajándome mejor con mi percepción del personaje.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *