Serie Diablo IV Prólogo: El camino

¡Bienvenidos a un nuevo proyecto! Como hice en su día con Warcraft III, le dediqué una serie a Diablo IV, empezando por su prólogo. La intención es comentar toda la trama, que cuenta con ocho partes contando este inicio; los seis capítulos de la aventura principal y su epílogo. Evidentemente, habrá SPOILERS de toda la historia. Si todavía no la completasteis… ¡huid!

Valoración Diablo IV

La trama de Diablo IV está plagada de detalles, así que será difícil estructurarla bien y hablar de todo sin que me quede demasiado largo. Por ello, omitiremos misiones secundarias y nos centraremos en lo principal. Primero resumiré lo que ocurre en el capítulo en cuestión y luego tocará analizar lo más destacable a lo largo de ocho entradas, una por acto:

«Prólogo: El camino»

«I: Una fe fría y férrea«

«II: Doble giro de cuchillo«

«III: La creación de los monstruos«

«IV: Tormenta en ciernes«

«V: Secretos revelados, destinos vendidos«

«VI: Danza de los hacedores«

«Epílogo: La herida que supuró«

«VII: Receptáculo de Odio«

Prólogo: El camino

Nuestro protagonista se encuentra sumergido en un largo viaje que acaba agotándolo. Tras perder su caballo, el frío casi se lleva su vida, pero la presencia de un extraño lobo lo incita a seguir buscando refugio. Es así como acabamos en el pequeño pueblo de Nevesk, donde sus habitantes están dispuestos a acogerlo y el Caminante decide ayudarlos con los monstruos que surgen de una mazmorra cercana.

Todo parece salir bien y lo celebran juntos en la taberna, pero era una trampa: los habitantes de Nevesk sedan al protagonista y lo corrompen con los pétalos de Lilith, un ritual que marcará su vida. Iosef, un monje de la Catedral al cual retenían en el pueblo, logra escabullirse y nos rescata abatiendo a nuestro captor.

Nos vemos forzados a matar a las personas que nos engañaron y llegamos a su capilla, donde hay pétalos de Lilith. Ahí descubrimos parte del alcance de su conexión con el Caminante, pues somos capaces de ver los actos pasados de la Madre de Santuario a través de ellos. Somos testigos del momento en que sedujo a los aldeanos y estos asesinaron al sacerdote, todo a la vista de un misterioso hombre encapuchado.

Al despertar, descubrimos que Iosef nos sacó del lugar y quemó la capilla. Luego nos sugiere a buscar a Lorath, un ermitaño de lealtad cuestionable, pero con conocimientos útiles. Partimos en dicha misión, encontrando al hombre en cuestión. Tras informarle de los sucesos recientes, nos lleva a Kyovashad, un asentamiento controlado por la Catedral de la Luz. Ahí ofrece varias indicaciones y él marcha a las Estepas Adustas siguiendo la pista del enigmático aliado de Lilith presente en nuestra visión.

Opinión general

Para mí, estamos ante un prólogo magnífico para Diablo IV. Lo montaron de forma que incluso los nuevos en Santuario puedan entender poco a poco dónde están y qué ocurre, refrescándonos la memoria a los veteranos mientras descubrimos nueva información y se forman interesantes misterios.

Una vez completada la historia, algunos detalles de este pequeño fragmento adquieren un significado ligeramente distinto. En especial la primera escena de todas (si dejamos a un lado la maravillosa invocación de Lilith en la escena CGI que mostraron a modo de presentación inicial del juego).

El Caminante y Mefisto

Diferentes vidas e incidentes unidos por… ¿Por qué? ¿El destino? ¿O la voluntad de un poder superior? No lo sabía.

Lorath Nahr

Mientras nos ponen en contexto sobre lo que representa el mundo de Santuario a día de hoy, vemos a nuestro protagonista entrar en escena. Lejos de parecer el héroe que estamos dispuestos a encarnar, se le ve agotado y en una situación nada agradable. De hecho, acaba perdiendo su caballo y eso casi lo condena a morir de frío en medio de la tormenta.

Me gustó mucho; refleja una parte cruda de lo que supondría sobrevivir en Santuario, incluso sin monstruos al acecho. Dicha situación, junto al estilo de la breve narración, nos deja intuir el tono que tendrá la historia en general. Y de paso plantea un misterio interesante en la forma de ese extraño lobo, que quizá al inicio no llame la atención de la mayoría… pero haremos bien en recordarlo.

Una vez superada la aventura, sabemos que ese animal ensangrentado es Mefisto y la escena cobra valor, pues queda claro que el demonio provocó y manipuló el destino del Caminante desde el primer minuto. Más adelante él mismo asegura que nos salvó la vida, pero era parte de su estrategia para propiciar la caída de Lilith en su beneficio.

Todo este tema me parece muy interesante y es bastante explotable. ¿Tendrá nuestro Caminante algún tipo de trasfondo especial, logrando que Mefisto quisiera utilizarlo? ¿O simplemente el demonio mayor predijo nuestras hazañas, tal como comenta? En cualquier caso, está claro que el Señor del Odio es la principal fuente de enigmas de Diablo IV; lo tenemos detrás de todo. ¡Y eso me encanta!

Los primeros en despertar

Hijos míos, los Señores del Infierno vienen a devorar nuestro mundo. La salvación no está en la luz, sino en vosotros. La fe os manda rechazar el deseo de vuestro corazón y os ha hecho prisioneros de vosotros mismos.

Lilith en la capilla de Nevesk

El conflicto en Nevesk, con sus habitantes engañando al protagonista, fue un acertadísimo primer evento en esta historia. Sigue marcando el tono, mostrando de qué son capaces los humanos influenciados por Lilith. Y nosotros no somos precisamente sus salvadores, ya que acabamos matando a la mayoría durante nuestra huida.

Aquí parece evidente que «la mala» es la hija de Mefisto, pero cuando comprendemos el tipo de control que ejerce la Catedral de la Luz sobre el resto de Santuario, veremos que estamos ante otro conflicto de bandos donde los humanos son sus mayores víctimas. Tanto Inarius como Lilith persiguen su propósito, importándoles poco el precio que paguen sus seguidores por el camino.

Los aldeanos de Nevesk cumplen un rol muy importante, vinculando al Caminante con la antagonista principal y provocando, inadvertidamente, la futura caída de la Madre. Fueron los primeros en despertar y se llevaron la peor parte, mostrando la brutalidad del juego y cayendo a manos del protagonista. Regalan un buen inicio a los jugadores, que a estas alturas veíamos clara la crudeza de la historia.

Sé que es una tontería y probablemente no tendrá importancia, pero en la cinemática vemos como Vani (la mujer que enloqueció con el crucifijo) estaba ocupándose de un crío antes de acudir a la capilla, quizá su hijo. ¿Os imagináis que el crío vuelve años más tarde para cazar al Caminante y cobrarse venganza por el asesinato de su madre? Razón no le faltaría.

El nuevo Caín

Serie Diablo IV Prólogo Lorath Nahr

A la Catedral le encanta hablar de él, de su encierro en el infierno, su valerosa huida y su glorioso retorno aquí, al mundo que creó. Pero nunca mencionan que ser torturado en el infierno durante miles de años te convierte en un desgraciado.

Lorath, dándonos su impopular pero acertada opinión sobre el ángel Inarius

Ya conocimos a la versión joven de Lorath en Westmarch, durante el último acto de Diablo III. Sin embargo, no estábamos preparados para el solitario, gruñón y sumamente imperfecto Horadrim con el que nos topamos aquí. Viene a cumplir un rol similar al de Deckard Cain o Leah en entregas anteriores, pero encaja incluso mejor con la ambientación de Santuario.

Su hosquedad y forma de actuar son el fiel reflejo de un humano lidiando con problemas más grandes de los que puede abarcar. En su favor debo añadir que, pese a todo, trata de hacerlo de la mejor forma que sabe. Su guía y compañía en Diablo IV fueron todo un acierto, con una graciosa escena de presentación adecuada para su personalidad, invitándonos a comer tras pillarnos husmeando en su morada.

Más adelante conocemos detalles sobre su situación, pero resulta lógico que alguien como él viva apartado del mundo. Solo hay que ver su actitud hacia la Catedral de la Luz y sus métodos, actuales ejes de la humanidad en Santuario. Desprecia abiertamente esas costumbres y se permite blasfemar acerca de Inarius, siendo de los pocos que caló al ángel en su regreso a Santuario.

Habrá bastante que decir sobre Lorath en próximos capítulos, pero por mucho contenido que ofrezca el personaje en esta aventura, todavía podría guardar secretos que no nos confiesa en ningún momento. Por ahora, afirmaría que es uno de los responsables de que esta historia se sienta más humana, creíble y cercana al jugador.

Conclusiones

Serie Diablo IV Prólogo Lilith Nevesk

Está claro que tocará optimizar el espacio de cara a futuros capítulos, ¡mirad lo que ocupé solo comentando este breve prólogo! Y siento que me quedo corto. Aun así, me parecía necesario centrar una sola parte al inicio de Diablo IV, uno que ya viví varias veces entre betas y nuevos personajes. Sigue gustándome tanto como la primera vez.

Los únicos personajes importantes con un papel activo aquí son Lorath y Lilith, ofreciendo mucho de lo que hablar con solo ellos dos en escena. Estaremos todo el juego preguntándonos hasta qué punto la hija de Mefisto debería ser nuestro objetivo principal, y el Horadrim más humano de todos se encargará de guiarnos en dicha aventura. Una fórmula difícil de mejorar.

Por ahora lo dejaremos aquí y veré si repito este tipo de estructura para comentar los próximos capítulos, donde tenemos todavía más contenido que analizar. ¡Nos veremos en el siguiente, el Acto I: Una fe fría y férrea!

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