Serie Diablo IV Acto VII: Receptáculo de Odio

¡Santuario nos espera! Damos un repaso a la expansión en la serie de Diablo IV con su Acto VII: «Receptáculo de Odio». Es el más extenso al abarcar todos los capítulos de la ampliación, pero intentaremos resumirlo lo mejor posible.

«Prólogo: El camino«

«I: Una fe fría y férrea«

«II: Doble giro de cuchillo«

«III: La creación de los monstruos«

«IV: Tormenta en ciernes«

«V: Secretos revelados, destinos vendidos«

«VI: Danza de los hacedores«

«Epílogo: La herida que supuró«

«VII: Receptáculo de Odio«

Acto VII: Receptáculo de Odio

Nos informan de que Neyrelle fue vista rumbo a la región de Nahantu y allá que vamos. Pero no somos los únicos que la buscan, porque parte de la Iglesia quiere atraparla y ejecutar su propia justicia. Eso nos enfrenta a los Caballeros Abrasados liderados por Urivar, supervivientes del infierno, que se sumarán a nuestra lista de oponentes.

Tras un encuentro casi mortal, llegamos a Nahantu y nos ayuda el espiritualista Eru, quien nos apoyará durante toda la búsqueda gracias a su conocimiento del lugar. Cuando encontramos a Neyrelle en Travincal, intentando resistirse a Mefisto en la Represión del Odio, aparece el espíritu de Akarat y nos aconseja acudir a otro espíritu para ayudar a nuestra amiga: Ah Bulan.

No tenemos otra opción que hacer caso a Akarat y marchar. También tendremos aliados en Kurast, desde el consejo liderado por Ormus a una espiritualista del mismo llamada Maka, que nos acompañará parte del viaje. Nos encontramos con que Ah Bulan está corrupto, pero extraemos su corazón intacto tras abatirlo, llevándoselo a Neyrelle. Y funciona: la chica consigue aliviar su carga al comérselo.

Pero no es libre del todo y todavía hay que ocuparse de Mefisto. El grupo sigue el plan que Akarat sugirió a Neyrelle y buscan su tumba para fortalecer la piedra de alma y sellar para siempre al Señor del Odio. Por el camino muere Maka intentando ayudar a Neyrelle y nosotros abatimos a Urivar, quien intentaba cazarla. Al final llegamos a nuestro destino, pero Eru nos traiciona y debemos combatir al Heraldo del Odio.

Salimos victoriosos debido al sacrificio del espíritu de Akarat, pero Mefisto se salió con la suya; gracias a Eru, el Señor del Odio tomó posesión del cuerpo físico de Akarat y seguirá siendo una amenaza para Santuario.

Opinión general

Pese a partir de un final abierto y acabar de lleno en otro, la historia tiene un gran inicio y una muy buena conclusión, con el villano obteniendo la victoria pese al esfuerzo de nuestros protagonistas. Además, salvar a Neyrelle fue una agradable sorpresa y un soplo de aire fresco entre tanta muerte y desolación.

Lo malo es que la trama es demasiado corta incluso para la expansión y los tramos de los espíritus e incluso la búsqueda de la tumba de Akarat se sienten un poco alargados. Ojalá hubiesen integrado a los mercenarios de la Mano Pálida a la historia, porque se sienten desaprovechados en temas narrativos.

Urivar y el potencial… ¿desaprovechado?

Serie Diablo IV Acto VII Vessel of Hatred Urivar

No era más que otro hombre de fe, otro caballero que marchaba por el infierno. Sin nombre. Sin rostro. Nunca supe qué era en realidad. Hasta ahora. No hay fe en sus actos. No hay redención. Solo ego.

Prava, sobre Urivar

Uno de los detalles que más me gustó de Vessel of Hatred fue el protagonismo que siguen adquiriendo los secundarios, y para mí el mejor fue este tipo. Urivar tenía la construcción necesaria para oponérsenos, con un fanatismo alimentado por su sufrimiento en el infierno y la distorsión de los hechos de la Iglesia. Sus escenas, aunque pocas, son de lo mejor; puro Diablo.

El hombre anda quemando a los infieles sin demasiado pudor y no le tiembla el pulso al chantajear al protagonista con la vida de Raheir, al que previamente cortó el brazo. Y ante el despiste de nuestro personaje, no duda un instante en atravesarnos por la espalda de la forma más cruel posible, arrojándonos al agua sin miramientos.

De todas formas eso era lo único que podía hacer, porque la lógica dicta que el Caminante no debería perder en combate singular contra alguien así. ¡Al fin y al cabo, derrotamos a Lilith! Y me parece todo un acierto que, a la menor oportunidad de enfrentarlo de nuevo, el protagonista vaya a por Urivar y lo mate para extirpar el peligro de raíz.

Siento que Urivar podría haber dado para más, siendo poseído por algún ente maligno o algo parecido para extender su presencia en la trama. Sin embargo, así también está bien, porque su participación estuvo genial y fue coherente. Además, si había una forma de suavizar a Prava, era disputándole el control de la Iglesia con un tipo más loco que ella. Mis respetos para el caballero abrasado.

Milagros a cuentagotas

Serie Diablo IV Acto VII Vessel of Hatred Neyrelle

Rechazar ayuda no es valentía, sino miedo

Maka, intentando razonar con Neyrelle

Quizá solo soy yo, que vivo con demasiada intensidad estas historias, pero me encantó que pudiéramos salvar a Neyrelle. Y todavía más que fuese con sentido, pues se sumó la increíble voluntad de la chica con preparación y ayuda externa, momentos de incertidumbre y las múltiples dificultades que pasaron para librarla de esa tremenda carga.

En Diablo no suelen ocurrir estas cosas y ya la entrega anterior consiguió traumatizarme con la pérdida de otro querido personaje en circunstancias muy parecidas. Por suerte, aquí todo estaba mejor dispuesto para dar lugar a la esperanza e incluso encontraron hueco para ofrecer un pequeño mensaje de compañerismo. No sé, ¡a mi me gustó!

Neyrelle no atravesó precisamente un camino de rosas en Diablo IV y creo que merecía sobrevivir. Necesitamos personajes carismáticos que se hayan ganado su lugar en la saga y ella es alguien que debería extender un poco más su papel, dejando marca en este lúgubre universo. Al seguir viva, continuaremos teniendo una compañera fiel a la que aferrarnos.

Recibió las enseñanzas de su madre, arrastra el legado de Donan y probablemente se involucre en el misterioso destino de Lorath, su amigo ahora desaparecido. También vio morir por su propia mano a Maka, quien intentó ayudarla a pesar de todo. Llevó dentro a Mefisto y lo superó. Con todas esas lecciones vividas, sería una pérdida terrible el no mantenerla como pilar de un nuevo grupo de Horadrim.

La traición de Eru

Es culpa de Mefisto. Sé cómo obra. Nos muestra verdades tan profundas y aterradoras que nos hace cuestionarnos nuestras decisiones, a nosotros… y a nuestros amigos.

Neyrelle, comprendiendo las acciones de Eru

Me gustó el personaje de Eru y la forma en que el juego construye el momento que llevará a su traición. Si analizamos la aventura paso por paso, nos damos cuenta de que la buena voluntad del personaje va flaqueando conforme empieza a pagar el precio de apoyar a la causa contra Mefisto. Y el Señor del Odio, ni corto ni perezoso, vio la ocasión de manipularlo.

A diferencia de otras tramas más idealizadas, aquí vemos que la bondad suele tener un alto precio. Ser buena persona y ayudar a los demás no es tan fácil y acarrea sacrificios. En este caso, Eru vio cómo la búsqueda de Neyrelle afectó de forma negativa a Nahantu, dañó su querido reino de los espíritus, mató a Ah Bulan y acabó con la vida de Maka.

A pesar de que tanto Ormus como Maka le señalan al verdadero culpable, Eru acaba sucumbiendo ante todo eso y me parece lógico, porque tenía a Mefisto potenciando sus emociones negativas. Además, lo extraño es ser altruista a pesar de todo, como lo fue Maka. Y justo por eso, las hazañas que surgen del puro altruismo se valoran mejor en un mundo más realista como el de Diablo.

El pobre Eru tomó la decisión que creía correcta, algo que Neyrelle entiende perfectamente, porque seguro que ella estuvo apunto de hacer algo parecido en más de una ocasión. Aun así, el hecho de que el espiritualista acabe vivo me da que pensar que volveremos a verlo. Y quizá intente compensar su error. A saber.

Esto sí es un Mal Primordial

Serie Diablo IV Acto VII Vessel of Hatred Mefisto Heraldo del Odio jefe

Ahora, el lobo se alzará de nuevo. Con apariencia de hombre caminaré entre los inocentes… y no encontraréis salvación en la luz

Mefisto, en el cuerpo de Akarat

Pese a no entusiasmarme el formato episódico de las historias en videojuegos (básicamente porque nunca acaban), sí veo una enorme mejora en la narrativa de Diablo al adoptar dicha estructura. Y es que, a diferencia del pasado en que Mefisto era un bicho más que matar, aquí tenemos a un villano imponente y carismático que se siente como un verdadero Mal Primordial.

La trama lo integra muy bien en la ecuación; ya lo hacía durante el juego base. Trata con respeto lo que debería ser el enorme poder e influencia del villano, ya que desde el principio lo que enfrentamos es un fragmento de si mismo. Una versión muy inferior de todo lo que podría llegar a ser y hacer. ¡Y menudos problemas acarrea solo con esa parte!

A mí me alegra mucho, porque ahora la figura del Señor del Odio adquiere la importancia y el valor que debería tener. De forma inteligente, la historia de momento aparta a sus hermanos, porque abarcarlos a los tres a la vez acabaría banalizando el peligro de cada uno de ellos por separado, justo como pasó en Diablo II. En términos narrativos, todo está mucho mejor construido y desarrollado aquí.

Aun así, no por ello nuestros protagonistas dejan de tener opciones. Al enfrentarse a un Mefisto debilitado, el villano no puede anticiparse a todas las jugadas de los héroes y estos acaban sorprendiéndolo e incluso frustrándolo. Sin embargo, me parece correctísimo que al final el Señor del Odio se haga con la victoria a su manera. Es un ser ancestral y nunca debería ser derrotado con tanta facilidad.

Conclusiones

Serie Diablo IV Acto VII Vessel of Hatred Mefisto Akarat

¡Y esto es lo que opino de la expansión de Vessel of Hatred! Es cierto que debió ser más larga y frustra un poco que sigan con la dinámica de dejar finales abiertos. Está claro que intentarán continuar la historia y lo que no me entusiasma es que seguro que lo hacen mediante más expansiones carísimas como la que nos ocupa. Pero si nos limitamos a juzgarla en términos narrativos, está genial.

O eso opino yo, vaya. Ahora tenemos a la encarnación de Mefisto en el cuerpo de Akarat y sus hermanos están al acecho, pero quizá a ellos los dejan para un hipotético Diablo V. Aquí todavía nos quedan misterios que resolver, como el paradero de Lorath o la marcha de Tyrael. Y seguramente no será lo último que veamos sobre Akarat.

En cualquier caso, lo dejaremos aquí hasta que surjan novedades de la historia principal.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *