Vigil: The Longest Night, la oscura apuesta de Glass Heart
Hoy toca abordar el nuevo indie Vigil: The Longest Night, traído de la mano de Glass Heart y Another Indie. Disponible ahora en PC y Nintendo Switch, yo llevaba echándole el ojo desde que probé su demo y al fin este 14 de octubre pude hacerme con él.
Estamos ante un título de acción desafiante con una buena dosis de exploración al estilo «metroidvania». Se inspira, según sus propias palabras, en Castlevania y Salt and Sanctuary. Son excelentes referencias; vamos a ver que tal la experiencia.

La noche más larga
Lo primero en lo que me gustaría centrarme es en su historia. Este juego nos ofrece una trama elaborada en su oscuro mundo donde encarnamos protagonista, Leila. Ella es una Vigilante y tendrá que resolver su misión en esa larga y misteriosa noche en la que está sumergido su mundo. Nada que no pueda apreciarse por el título del videojuego, ¿verdad? El inicio puede ser confuso, pero la línea argumental se aclara pronto.
Con esta sencilla premisa van narrándonos una buena y entretenida historia inspirada en los cuentos de Lovecraft. Para quien conozca estos relatos ya tendrá una ligera idea de lo que sucederá con la búsqueda de Leila. Tenemos además varias misiones secundarias relevantes y distintos finales en la conclusión de la aventura dependiendo de nuestras acciones. Que títulos indie tan buenos en lo jugable como este (más adelante hablaremos de ello) se centren también en su historia es un detalle muy bienvenido.
Suma a las virtudes que visualmente utiliza un estilo agradable para personajes y escenarios. Lo más destacable son sus espectaculares jefes; monstruosas obras de arte. Todo sería muy decente si no fuera por un par de pegas que no tengo más remedio que mencionar, pues bajan un poco el gran nivel de la trama.
Detalles que bajan el nivel
La primera es que no hay sonido en los diálogos, lo cual desluce ligeramente un título con una fuerte carga narrativa. Ya no por darle voces a los personajes, algo que hubiese sido genial. Tampoco incluyeron ningún efecto de sonido cuando las conversaciones ocurren y creo que ese detalle hubiese otorgado mucho a la aventura.
La segunda razón es que no lo tenemos en español, así que quien no sepa inglés debería descartar un juego de estas características. Hay que entender el idioma para disfrutar de la trama y enterarse de sus misiones secundarias. Es una pena y ojalá lo traduzcan pronto, pues es el inconveniente más poderoso para evitar una buena experiencia a mucha gente hispanohablante.

Exploración a la altura
En Vigil: The Longest Night tenemos el típico sistema de desplazamiento lateral con un mapa enorme que recorrer y distintas localizaciones para explorar y revisitar. La calidad del diseño de niveles en estos juegos es importante para que estos «metroidvania» y aquí el nivel es bastante alto. Todo está muy bien interconectado entre si, ofreciendo una experiencia satisfactoria en este sentido. De los mejores indie que he probado respecto a este tema.
La abundante cantidad de misiones secundarias opcionales que recibimos nos harán recorrer las zonas más de una vez en busca de los objetos o monstruos que necesitemos para completarlas. Querremos hacerlas para sacar el máximo partido al juego, aunque yo personalmente habría agradecido mejores indicaciones en el mapa de las zonas que podemos consultar. Es otra pequeña pega personal que le pongo; es difícil orientarse correctamente utilizando las pocas señales que muestran. Es fácil confundirse o perderse a causa de esto.
Por suerte, la exploración se hace fluida gracias a su sistema de teletransporte entre los puntos de guardado y un objeto de uso ilimitado que nos permitirá volver a uno de ellos sin coste. Podremos perdernos, sí, pero siempre tendremos un salvavidas a mano.

El progreso de Leila
Nuestra vigilante podrá ir subiendo niveles mientras derrota monstruos al estilo tradicional. Pese a beber mucho de los «souls» en el combate, aquí se desmarca un poco de ellos. Cada vez que subamos nivel podremos asignar talentos al árbol de habilidades en cualquier momento. No utilizaremos almas, sal o esencia de ningún tipo; los puntos de guardado solo sirven para curarnos, teletransportarnos y para lo lógico: almacenar nuestro progreso. Como casi siempre funciona en otros juegos, vaya.
Esto nos lleva al detalle de que, si morimos, debemos volver a cargar la partida y aparecer en el último punto de guardado. Perderemos todo lo ganado hasta ese momento; hay que ir con ojo o sentiremos que hemos «tirado» el tiempo a la basura. Para suavizar ese hecho, el juego pone a nuestra disposición cierto tipo de objetos especiales que no son infinitos, pero hay muchos y podremos ir encontrando. Podremos utilizarlos para guardar la partida en cualquier momento, algo muy útil para usar cuando tememos morir después de una larga exploración sin encontrar puntos de guardado. O justo antes de enfrentarnos a un jefe, por ejemplo, para acortar camino entre muerte y muerte.
Por lo demás, el progreso es clásico y sencillo de entender. Mejoraremos nuestros talentos como deseemos, eligiendo potenciar el manejo de la espada, las dagas, el arma a dos manos o el arco. Obtendremos además algunos movimientos especiales según el arma en la que nos centremos y sí, existe la posibilidad de reiniciar talentos gracias a cierto personaje. También podremos obtener equipo para Leila, ya sea en tesoros o tiendas, y mejorarlo en el herrero a nuestro gusto. Nos costará oro, recurso que obtendremos al explorar el mundo o vender objetos en las tiendas.

Combatiendo abominaciones
Dejo para lo último el apartado más importante para la mayoría: las batallas. Al principio de la partida optamos por tres modos de dificultad, los típicos fácil, normal y difícil. Como es habitual, hacen honor a su nombre, pero el nivel medio ofrece un buen reto sin llegar a agobiar en ningún momento con combates frustrantes. Lo considero un aporte apropiado para que cada uno juegue a su gusto.
Entrando en la lucha en si, en Vigil tenemos un sistema que apuesta más por lo técnico y mecánico que por la agilidad en sus batallas. Como ya estará habituada la gente que frecuente el género, lo más importante será aprenderse los patrones de movimiento rivales y encontrar el mejor momento para atacar cuidando nuestra barra de energía. Con paciencia y calculando los tiempos, todos los adversarios serán vulnerables a las armas de Leila. La táctica que usemos dependerán mucho del arma que decidamos utilizar, cada una con su estilo bien diferenciado. Podremos utilizar algo de magia, pero no la considero el mejor aporte del juego.
Para acabar hay que destacar la calidad de sus jefes. Hay muchos y son variados en todos los sentidos, dándonos experiencias gratificantes cada vez que nos enfrentamos a uno distinto. Son sin duda lo que más me ha gustado del juego, tanto por su espectacularidad como por la forma en que te obligan a adaptarte a su ritmo. Presentan batallas interesantes de la primera a la última.

Valoración final
77/100
Seguimos con el gran nivel de calidad de otros títulos como Blasphemous o Salt and Sanctuary. Vigil: The Longest Night se sitúa entre ese genial catálogo de indies que mezclan estilos conocidos como los «souls» y «metroidvania» para ofrecer una buenísima experiencia dentro del género de la acción con desplazamiento lateral. Siempre opinaré que no se pierde nada en añadir una historia interesante a las obras, y aquí la tenemos.
A pesar de las pequeñas pegas que he señalado, como lo del sonido o los detalles de la señalización en el mapa, creo que estamos ante un gran título de unas 10-15 horas que se presta mucho a la rejugabilidad gracias a sus diferentes finales.
Por último: aclaro que completé su versión de Steam, pues la de Nintendo parece que tiene algunos errores. Están trabajando en ello, así que seguramente pronto también funcione tan bien como la de PC.