Líderes de la Horda, trayectoria en World of Warcraft
Poco se habla de la Horda y sus líderes en la actualidad, porque seamos sinceros… ¿existen? Ya se veía de antes, pero el inicio de la expansión The War Within vuelve evidente el rechazo que últimamente recibe la facción. ¿Acaso siempre fue así? Pues no, la verdad. De hecho, hasta Dragonflight, atención jamás le faltó a la Horda… para bien y para mal.
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Aquí vamos a repasar la trayectoria de la facción centrándonos en los líderes que pasaron por ella, quienes al final son los representantes de lo que sucede con el bando en el juego. Y debemos empezar por el origen de todo.
Thrall, protagonista de Warcraft

Aquellos que sostienen que la Horda son «los malos» exhiben ignorancia desde el primer minuto, ya que todo empezó con Thrall, posiblemente el más bondadoso sobre la faz de Azeroth con permiso de Anduin. Aun así, la historia del orco es tan buena como compleja, y su camino al liderazgo no fue uno libre de obstáculos.
Quedan lejos los tiempos en los que nuestro buen chamán encabezaba la Horda, pero lo hizo con paciencia y sabiduría, algo imprescindible para unir a tantas razas distintas. Bajo su liderazgo, la Horda se convirtió en el refugio de muchos y un motivo de orgullo para todos. Sí, tenía sus problemas, pero Thrall siempre estaba ahí para solucionarlos.
En realidad, por mucho que lo queramos, es precisamente esa «perfección» lo que acabaría apartándolo del liderazgo. Y es que bajo la premisa de defender el mundo de una amenaza mayor, Thrall cedió su puesto a Garrosh, el hijo de su amigo Grom. Fue una decisión que lo persigue incluso a día de hoy, pero en su momento estaba más que justificada.
Al fin y al cabo, en términos narrativos, necesitábamos algo de chispa y Thrall ya había pasado por un muy buen desarrollo. Creo que Blizzard acertó al no seguir forzándolo, dejándolo como alguien «neutral» y centrándose en otros líderes que pudieran darle emoción a la historia de la facción. Aun así, resulta indudable que siempre recordaremos con cariño la época con el chamán al mando.
Garrosh Grito Infernal y su revolución orca

Al principio Garrosh representaba la fuerza y el orgullo de la Horda, con un enfoque distinto al de Thrall, pero igualmente apropiado. Por desgracia (o suerte, según lo veáis), su liderazgo lo enfrentó a Cairne y el tauren acabó muriendo en su duelo, aunque no fuese ésa la intención del jefe de guerra. Y ahí empezó el verdadero debacle moral del orco, despojado del único capaz de hacerle frente y equilibrar su mandato.
Lo cierto es que el desvío del hijo de Grom hacia una tiranía supremacista orca fue un movimiento muy valiente por parte de Blizzard. El camino de Garrosh se oscureció en favor de unos ideales corruptos y perjudiciales para la Horda, pero magníficos en términos de historia. Para mí, su decadencia moral fue lo que salvó Pandaria a nivel narrativo.
En esa época, la guerra interna en la Horda fue muy emocionante. También afectó a la Alianza, rompiendo en pedazos los ideales de la mismísima Jaina Valiente, la pacifista por excelencia junto a Thrall. Quizá el desarrollo de estos dos personajes no fue explotado como debería, pero Garrosh brilló con luz propia como uno de los mejores villanos de Warcraft.
Me encantó que incluso tras su derrota en Pandaria, el orco consiguiera escapar y mantuviese sus convicciones, luchando por ellas hasta la muerte. Sí, el plan de unirse a su padre del Draenor alternativo no se aprovechó bien, pero la idea fue genial y nos regaló el mítico «times change». Su caída a manos de Thrall me pareció perfecta, tan traumática como debería para el hijo de Durotan.
Vol’jin, el potencial desechado

Tras el maremoto que causó Garrosh, uno de sus principales opositores asumió el liderazgo. ¡Y ese no fue otro que el gran Vol’jin, líder de los Lanza Negra! Muchos no lo conocerán demasiado, pero tenía el trasfondo y la veteranía ideales para ser el nuevo jefe de guerra. Era más que digno sucesor de Thrall y tenía el espíritu que la Horda necesitaba en ese momento.
Y aquí vino el primer gran desperdicio de Blizzard con el cargo, ya que nuestro Vol’jin no tuvo tiempo de brillar en su nueva posición. Legión, a pesar de ser la mejor expansión de World of Warcraft, traía consigo un batacazo para la facción: la patética muerte de su líder. El contraste con la épica caída de Varian era más que notorio y adelantaba lo que nos depararía el futuro…
Aun así, hubo muchos (yo entre ellos) que lo consideraron un mal necesario, ya que el trol dejó el liderazgo a Sylvanas. En su día se teorizó mucho sobre qué lo llevaría a tomar una decisión tan polémica y arriesgada, pero esa escena junto a su funeral hizo brotar la esperanza y el potencial de una Horda liderada por la reina alma en pena.
Por desgracia, viéndolo en retrospectiva, la idea fue atroz. Blizzard decidió pisotear el legado de Vol’jin, escupiendo en su recuerdo y volviéndolo un simple títere de su absurdez narrativa. Al final, el que podía y debía haber sido el mejor jefe de guerra junto a Thrall, fue el ejemplo perfecto del trato que recibiría la Horda de ahora en adelante.
Sylvanas Brisaveloz y la peor puñalada

Sylvanas era por derecho propio lo mejor de Warcraft, un personaje increíble y carismático que atrapaba a todos, la amasen o la odiasen. Blizzard era consciente de ello y en vez de aprovecharlo en beneficio de mejorar la trama, decidió utilizarla como reclamo con guionazos absurdos. Y no, aunque luego recluten a Christie Golden para intentar encajarla con su libro, en el juego sigue sin tener sentido.
El potencial de la banshee como jefa era descomunal y le daría por fin un propósito honorable que equilibre su condenada existencia. Debemos admitir que, junto a la escena con Vol’jin, su inicio en Battle for Azeroth fue coherente y espectacular. La guerra de Sylvanas podía tener sentido, ya que el mundo de Warcraft nunca fue el proyecto de paraíso en el que creería gente como Anduin en su juventud.
Todavía recuerdo la forma en que la elfa venció a la Alianza utilizando métodos cuestionables, pero que aseguraron su victoria en una situación totalmente adversa. Y ahí quedó… porque la expansión fue destrozando poco a poco al personaje. De paso, se burló de los que amábamos a Sylvanas con el sistema de lealtad por decisiones en la horrible campaña de guerra.
Lo peor del asunto es que ni siquiera aprovecharon ese caos para trabajar su trama personal en Shadowlands, pero eso es otra historia. Lo que nos quedó tras el abandono de Sylvanas fue una Horda destrozada, débil y carente de figuras que pudieran asumir el liderazgo. Un claro contraste con el tema de Garrosh, donde la facción sí se fortaleció y tuvo quien tomara el relevo.
Lo que queda ahora…

Todo esto nos lleva al momento actual, en el que la Horda todavía no se ha levantado y perdió totalmente el propósito. De hecho, su protagonismo se desvanece cada vez más en favor de la Alianza, hasta el punto en que una expansión como The War Within solo tiene a un Thrall reciclado que poco o nada representa a la facción.
Si hacemos un repaso rápido, la Horda perdió a gente importante como Cairne, Garrosh, Vol’jin, Varok, Sylvanas y Nathanos. Los dejaron huérfanos de personajes carismáticos y despojados de la mayoría de potenciales líderes de guerra o incluso de razas. A cambio tenemos al pusilánime de Lor’themar, a unas Talanji y Thalyssra olvidadas y al Baine descafeinado de siempre.
Ahora mismo, el resto son secundarios sin impacto global como Lilian Voss, Rokhan, Geya’rah o Liadrin. A Mayla ni la cuento, ya que es una extensión del propio Baine. En definitiva, estos gobiernos a modo de consejo (que realmente jamás hemos visto en acción) no ayudan a que ninguno destaque. Los utilizan en cameos esporádicos para fingir que no los olvidaron.
En conclusión, la Horda actualmente está muerta y olvidada para Blizzard. No veo un regreso esperanzador para la facción y es probable que debamos conformarnos con el recuerdo de lo que una vez fue. Quizá los conceptos de Horda y Alianza empiecen a desvanecerse, en beneficio de nuevas tramas y conflictos… pero está claro a cuál de ellas trataron con más respeto en la recta final.
¡Lo que pudimos tener!

De vez en cuando me gusta añadir un poco mi opinión «fanfic» a lo que pudo ser la historia, y en el caso de la Horda, siempre me pareció un desperdicio increíble lo que hicieron con Kael’thas, Lady Vashj y los naga. Entre otras cosas, hubiesen sido adiciones espectaculares a la facción y podrían haber encajado perfectamente. Tendrían muchísimo valor para la historia en general.
Kael’thas, una historia de injusticias
En vez de desperdiciar a Kael matándolo con una trama demoníaca insulsa, debieron ser fieles al personaje que vimos en Warcraft III. De esa forma, en vez de un Lor’themar que tiene más bajas que altas, tendríamos a un líder de increíble recorrido y más que apto para ser de los mejores jefes de facción. ¿Y quizá un posible jefe de guerra?
Con los naga, disfrutaríamos de potenciales historias magníficas, conectadas con Azshara y N’zoth, así como de otro personaje importante tirado a la basura: Lady Vashj. A ella deberían trabajarla más para convencerla junto a los suyos, pero con Kael entre nuestras filas, sería un paso lógico a la larga. ¡Con solo pensar en la de líneas argumentales increíbles que estos dos habrían aportado…!
Y sin querer enrollarme profundizando con detalles, poco más tengo que decir sobre el tema. Warcraft es de mis universos favoritos de toda la vida; he gozado muchas de sus grandes épocas de esplendor e incluso las más bajas. Me encantan ambas facciones y sus respectivas historias, pero siempre me decanté por la Horda y me entristece presenciar en lo que ha acabado todo.
No nos hagas hablar xD