Parejas de World of Warcraft, especial San Valentín 2025

Llega un San Valentín más y con esta excusa he decidido ponerme las gafas en mitad del puente de la nariz, esgrimir la lima de uñas y sacar mi Rita Skeeter interior para hablar de las parejas famosas y no tan famosas del que fue uno de mis juegos favoritos: World of Warcraft. Comentar que este post es totalmente mi opinión subjetiva, notaréis que hablo más de unos que de otros (por nivel de conocimiento más que nada) y le he querido dar un carácter desenfadado rollo noticias del corazón. Aún así, pido perdón de antemano por si alguien sale ofendido.

Los olvidados y los sosos

World of Warcraft (World of Peacecraft como me gusta llamarlo ahora) tiene más parejas de las que la gente se acuerda, algo totalmente normal ya que son muy olvidables. Sinceramente creo que hasta Blizzard se ha olvidado de ellas. Tenemos por ejemplo a Mayla y Baine, que empezaron sus pinitos amorosos para cuando yo dejé definitivamente el WoW. Podría decir que no despiertan interés por ser tauren, pero eso restaría importancia al hecho de que son los más insípidos del panorama romántico. No es culpa suya, Blizzard los hizo así, con esas personalidades aburridas. 

En mis tiempos, cuando a los jugadores les interesaba el lore, se rumoreaba que Vol’jin el eterno soltero estaba oficialmente con la chamana Vanira. El que haya jugado trol desde sus orígenes en las Islas del Eco la recordará (o no). Nos daba una cadena de misiones para ayudar a Vol’jin a vencer a Zalazane y nos decía claramente que estaría con Vol’jin hasta el final. Hay incluso rumores de que el que fue jefe de guerra tuvo un hijo, pero lamentablemente no es posible encontrar nada que lo confirme en el vasto océano que es internet. Es una pena, porque Vanira aparece en la cinemática en la que Sylvanas quema el cuerpo de Vol’jin, un dato que pasaría totalmente inadvertido para los que no sean veteranos (y para algunos que sí lo son).

Recordemos también el lío amoroso que se trajo Garona Semiorco con Medivh en la primera guerra, con el que tuvo un hijo: Med’an, totalmente olvidado por Blizzard (libro: El último guardián). Garona y Medivh daban para mucho, un buen drama bien servido con la muerte del rey Llane de por medio (el padre de Varian). Por eso casi me estalla la cabeza cuando en la película Warcraft pusieron a un guapísimo Lothar (en la historia original es un señor con S mayúscula) liado con Garona. No voy a indagar en esa peli porque prefiero creer que nunca existió.

Subiendo un poco el nivel de interés nos encontramos a Khadgar, mi humano favorito, y sus sutiles esfuerzos por impresionar a su amiga Modera. No olvidemos esa misión de Legion en la que nos manda recuperar unas moneditas a la playa que quería regalarle. Otra historia con potencial que quedó en el aire de los amoríos nunca contados. 

Y para no alargarme más terminaré este apartado con el compromiso reciente de un resplandeciente Lor’themar enamorado de una sonrojada Thalyssra. Alguno pensará que merecían su propio apartado, yo no. Los elfitos tienen su relevancia en el juego porque son elfitos al fin y al cabo, guapitos cuanto menos. Pero ambos empezaron siendo personalidades fuertes y acabaron siendo un relleno más de la historia general en pos de ese idílico mundo sin guerras donde la Horda y la Alianza son amigüis. Lor’themar perdió en algún momento su identidad Sin’dorei en pos de un bienqueda en la Horda y Thalyssra perdió mi respeto cuando se atrevió a opinar negativamente de los actos de Sylvanas. Talisri, querida, acabas de llegar, guarda un educado silencio. Anyway, si a alguien le interesa el relato oficial lo dejo por aquí. Yo, personalmente, no aguanto tanta mojigatería.

Por el amor de esa mujer
Tyrande y los hermanos Tempestira

Parejas de World of Warcraft Malfurion Tyrande

El trío amoroso y sus posteriores dramas empezó (como todo en este juego) hace diez mil años, cuando los hermanos Malfurion e Illidan eran dos pipiolos enamorados de la misma chica: Tyrande Susurravientos. Aunque llamarlo trío amoroso creo que es un poco pasarse, puesto que ella sólo tuvo ojos para el hermano mayor pelo en pecho y estudiante modelo. Aún así, Illidan (para mi desesperación) nunca olvidó a la sacerdotisa. Recordemos que uno de sus drops en el Templo Oscuro, allá por la Burning Crusade, era el famoso “recuerdo de Tyrande”. Illidan, cariño, han pasado diezmilaños, supéralo ya. 

Podría parecer que Malfurion y Tyrande son el matrimonio diez, pero yo personalmente nunca les vi la magia. Ella hace literalmente lo que le da la gana siempre, no olvidemos su famosa frase “sólo la diosa puede prohibirme algo a mí”, cuando su marido le prohíbe liberar a Illidan. Lo poco que me gustaba Tyrande se fue al traste cuando decidió masacrar a las celadoras de Maiev, que sólo cumplían con su deber, para liberar a Illidan en Warcraft III. Se podría decir que ella hacía lo que debía por una causa justificada, pero es que ni siquiera siente un mínimo de arrepentimiento. Aún así, Malfurion parece estar siempre de su parte, por muy lunática que se ponga a veces. (Lunática, Elune, ¿lo pilláis?)

Parejas de World of Warcraft Tyrande Illidan

Con el paso del tiempo se olvidaron los logros de Malfurion y sufrió el ensombrecimiento máximo por parte de su amada. Lejos de funcionar como un equipo, parece que él está ahí de personal suport (siempre que no se deja secuestrar, claro). ¿Cuál será el secreto del éxito de este matrimonio? Yo apostaría por las siestas de mil años que él se pega. 

En Legion intentaron una especie de reencuentro de los dos hermanos y la chica en cuestión, pero quedó todo tan superfluo que ni siquiera lo recuerdo con cariño. Una pena. Tenéis otro relato oficial por aquí, aunque la prota del relato es Shandris, la hija adoptiva del matrimonio. La pareja sale en muchos libros pero donde se ve bien qué tipo de relación tienen es en la novela Tempestira, por si hay interés.

Me casé con un humano
Las hermanas Brisaveloz

Parejas de World of Warcraft Turalyon Alleria

Está claro que alguien del equipo narrativo de la época era fan de Aragorn y Arwen (El señor de los anillos) y tomó la decisión de juntar a las tres hermanas con un humano cada una. ¿Os imagináis la incomodidad de las cenas en casa de los Brisaveloz? Menos mal que esos padres no vivieron para afrontar semejante vergüenza social en la comunidad élfica. 

Vamos a empezar con la mayor de las hermanas: Alleria y su esposo sepultado al gran olvido Turalyon, algo tremendamente terrible para mí. Turalyon fue el héroe de la segunda guerra y Alleria era una de sus compañeros, ambos con sus estatuas en Ventormenta. Fui muy fan de esta pareja, sobre todo por cómo se desarrolla el romance en las novelas (Mareas Tenebrosas y Más allá del portal oscuro), y esperaba con mucha ilusión su vuelta en la expansión Legion. Mi decepción fue inmensa. La Alleria que presentaban en la expansión poco tenía de parecido a la que yo admiraba. Otra pareja que parte de ser los perfectos compañeros a un “bueno, estamos juntos, pero paso un poco de él, mi verdadero amante ahora es la oscuridad”. Y ya no hablemos de lo de dejar a su hijo, Arator, al cuidado de su tía Vereesa para largarse a una larga luna de miel en otro planeta (a falta de un sitio más lejos). 

La mediana de las hermanas, Sylvanas, y su amante bandido Nathanos Marris (no siempre fue Clamañublo, obvio), son posiblemente mi pareja favorita de WoW. O al menos lo son si cierro los ojos y finjo que el final de Shadowlands nunca pasó. La devoción y lealtad que él siempre ha sentido por ella, incluso cuando ella decide callarse las cosas por guionazos de Blizzard, hicieron en su momento que me encantara enormemente el personaje (eso y su fresca personalidad dentro del universo, lleno de moralistas). Nathanos era el único humano forestal cuando Silvi era capitana y acabaron liados. Imaginad el magnetismo del chisme en los barracones. Al igual que todo el mundo en la tercera guerra, Nathanos pasó por el programa morir – renacer para servir – recuperar el control. Ella no paró de buscarlo y le concedió un cuerpo nuevo más fuerte por medio de sus val’kyr. No es de extrañar que se reforzara su lealtad hacia ella. Tenéis el relato oficial por aquí y el libro que lleva por nombre Sylvanas.

Parejas de World of Warcraft Nathanos Sylvanas

Ella siempre ha sido un personaje complejo y a menudo difícil de entender, pero si nos fijamos bien, nunca deja de preocuparse por él. La compenetración de ambos es más que palpable, sobre todo cuando se trata de estrategia en cualquier ámbito. Es por eso que escuece tanto el hecho de que Nathanos muera en el preparche de Shadowlands, asesinado por Tyrande (con ayuda de los jugadores Alianza y Horda, esto último sin ningún sentido) y ella no muestre el mínimo interés en saber algo. Incluso cuando Tyrande lo menciona, en su combate en Ardenweald, ella se muestra sorprendida ante la información de que él ha muerto. Silvi alias “me entero de todo” no lo sabía. Venga ya, Blizzard. Y por si fuera poco desastre, al final de la expansión Sylvanas parte a las Fauces a cumplir su castigo dictado por Tyrande (porca miseria) y no hace la más mínima mención de ir a buscar el alma de Nathanos a los jugadores Horda. Menuda forma de destrozar una buena trama amorosa, Blizzard. 

Y la pequeña de las hermanas y la que pasa más desapercibida: Vereesa, que encuentra el amor en los brazos del mago Rhonin en su periplo contra el vuelo negro en la segunda guerra (libros El día del dragón y La noche del dragón). Vereesa es probablemente la más sensata de las tres hermanas (y eso que es la pequeña), y tal vez por eso está tan ensombrecida por las otras dos, a pesar de haberse quedado viuda, cuidar de sus dos hijos y su sobrino y tener que liderar sola a los pocos elfos que siguieron siendo leales a la Alianza (El pacto de plata). Al menos su difunto marido tiene su propia estatua en Dalaran, como recuerdo de su muerte heróica.

La hija del mal de amores
Jaina Valiente

Jaina alias “¿cuántas veces tengo que vencerte?” se abre sola las puertas, pero hubo una época en la que sintió las abrasadoras llamas del enamoramiento juvenil por un atractivo Arthas Menethil, nada más y nada menos que el hijo del rey de Lordaeron. Su idílico noviazgo, acompañado de un terrible patinazo de celos por parte de su compañero en Dalaran: Kael’thas, está estupendamente narrado en el libro Arthas, de la maravillosa Christie Golden (autora de otros que he mencionado aquí). Digo patinazo porque ¿en qué universo cabe que el guaperas del príncipe elfo se fije en ti y te largues con el humano dramas? Jaina is different. Mencionaré brevemente lo que me escoció ese momento en que un Arthas ya Rey Exánime le echa la puyita a Kael’thas rollo “me quedé con la chica” en la lucha final de Frozen Throne. Terrible. 

Jaina, al igual que Tyrande, nunca me gustó, entre otros motivos por cómo suda del conflicto personal de Arthas en la purga de Stratholme. Lejos de intentar comprenderle o acompañarle para hacerle entrar en razón, le suelta su “no puedo verte hacer esto” y coge viento. Por si esto escocía poco, en Shadowlands su despedida de lo que queda de Arthas es lamentable, por mucho que en Battle for Azeroth la hayan puesto atormentada por lo que pasó con el que fue su primer gran amor. Parece que el tormento se le había pasado rápido. 

No voy a mencionar su idilio con Kalecgos porque más que una pareja parece que fue un amor de verano. Se supone que lo dejó por diferencias en la aceptación de la Horda en Dalaran, o eso parece indicar en el cómic oficial que le dedicaron tras Legion. Mi apuesta es que se aburre rápido de los tipos tranquilos.

Amor en tiempos de guerra
Thrall y Aggralan

Parejas de World of Warcraft Thrall Aggra

Y para terminar tenemos a los reyes del matrimonio: Thrall y Aggra. Al principio los dos orquitos no se llevaban bien. La abuela Geyah asignó a Aggra como maestra chamana de Thrall en su mundo natal, para continuar lo que había empezar Drek’thar, para disgusto de la orca que tenía una opinión nefasta de los orcos verdes. Aggra, originaria del Terrallende natural, pertenece a los magh’ar que nunca bebieron la sangre de Mannoroth (por eso es marrón, básicamente). Con el tiempo se entendieron y surgieron las mariposas (novela: Devastación).

Estos dos son geniales como pareja y lo demuestran sobre todo en Cataclismo, donde ella nos pide ayuda para que Go’el supere sus propios miedos que lo están atacando. (Para más detalle recomiendo la novela Thrall, el crepúsculo de los aspectos). La pasión y preocupación que ella muestra constantemente por él es digna de admirar. Siempre ha sido su principal consejera, debido más que nada a que es una mujer sensata. Incluso cuestionó desde el principio la decisión de Thrall de dejar a Garrosh al mando. Ha sido un apoyo incondicional para él en sus peores momentos y por eso me parece bastante mal que Blizzard se dedique a abusar constantemente del personaje de Thrall, alejándolo de su mujer y sus hijos y su tan merecida jubilación para hacer una vez más de niñera de Azeroth. 

Los padres de Thrall, Draka y Durotan, también merecen una mención aquí, teniendo en cuenta que ambos murieron para proteger a su gente y a su hijo.

Conclusiones

Parece ser que World of Warcraft está lleno de parejitas, aunque no le den mucha importancia en el juego, sí que hay dedicación por parte de los escritores oficiales de la franquicia. Eso sí, también está lleno de hijos que no importan a nadie. Podrían montar su propio club de los cinco (o Los Descendientes, si eres demasiado joven para conocer la primera película): Med’an, el supuesto hijo de Vol’jin, los hijos de Thrall, Arator, los hijos de Vereesa, etc. Todo un elenco de personajes tremendamente desaprovechados.

Añadir como toque final que no se atrevieron a juntar a Wrathion con Anduin, algo que para mí habría sido genial como drama amoroso, pero Blizzard nunca estuvo mucho por la labor de currarse más romances intensos. Se les acabó el tarro de dramatismo en Starcraft con Raynor y Kerrigan.

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