Kael’thas Caminante del Sol, historia de injusticias
Hace tiempo que tengo pendiente escribir sobre Kael’thas Caminante del Sol, uno de mis absolutos favoritos de Warcraft III. Si tardé es precisamente porque no todo lo que tengo que decir es bueno. Quienes soláis leerme, sabéis que el tono negativo en las entradas es mi talón de Aquiles. ¡Pero a veces toca, supongo! Os dejaré el enlace a su capítulo de la serie…
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Para mí, el verdadero Kael’thas es quien nos presentaron al principio en el juego original, con su trasfondo y actitud bien marcadas. Cualquier evolución que salga de ahí debe estar bien justificada en la historia, o a mí me parecerá una incoherencia. Y sí, me temo que esto será similar a lo que escribí sobre otra maga del Kirin Tor…
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No me demoro más, pues la historia de Kael’thas refleja una de las mayores injusticias de su universo. Tanto dentro de su ficción… como fuera de la misma, gracias a sus responsables. ¡Tomad esto como un pequeño desahogo! Y cuidado con los spoilers; abarcaré Warcraft III, The Burning Crusade y Shadowlands por este orden.
El príncipe de Quel’Thalas

Nuestro protagonista en la sexta campaña de Warcraft III presentó unos ideales difícilmente alienables durante toda la historia. Los elfos de sangre sufrieron la terrible invasión de la Plaga sobre su tierra, algo que afectó para siempre a su existencia. Tras la muerte del rey, cayó sobre su hijo Kael’thas la enorme responsabilidad de la supervivencia de su raza y la culpa por no haber estado ahí durante el ataque.
Él lo tenía claro: su prioridad era guiar y proteger a su pueblo. Y esto no era precisamente algo superficial; llevó dichos valores hasta las últimas consecuencias. El príncipe de Quel’Thalas aguantó humillaciones y vejaciones por parte de la Alianza de humanos, soportando el racismo del sector más oscuro y jugándose el tipo por su gente.
También se atrevió a traspasar límites que hasta entonces pocos se plantearon, aceptando la ayuda de los naga o aliándose con alguien como Illidan con el único propósito de encontrar un hueco en el mundo para los suyos, además de saciar su sed de magia. Pocas opciones viables existían después de lo sufrido y tuvo que apostar por lo que les quedaba.
Sus motivaciones estaban bastante claras y lo guiaron durante la trama de Warcraft III. Es la gracia del personaje: tomó un camino y compañías controvertidas por pura necesidad, algo que entendemos perfectamente tras acompañarlo durante dicha travesía. Ahí nos lo dejan en el primer juego, exiliado en Terrallende junto a sus nuevos aliados tras ser derrotados por Arthas.
Estropicios The Burning Crusade

Respeto a quien le fascine la primera expansión de World of Warcraft. Nos regaló montones de novedades jugables increíbles y muchos, entre los que me incluyo, vivimos una experiencia muy agradable en el MMORPG junto a nuestros amigos. Pero lo que también hizo The Burning Crusade fue reírse un poco de lo sucedido en Warcraft III.
Centrándonos en Kael’thas, según avanza la expansión y nuestra historia como elfos de sangre, descubrimos que el príncipe traicionó a Illidan y se alió en secreto con Kil’jaeden, volviéndose además alguien radical con quien no compartiese sus ideas, incluyendo a los propios elfos. ¿Sus motivaciones para esto? Obtener poder para él mismo.
Repasando lo vivido con Kael en Warcraft III, tal giro de guion no tiene ningún sentido. La historia de nuestro príncipe tenía potencial para convertirlo en un villano, pero debía construirse de forma apropiada y sobre su deseo de bienestar para con su pueblo. Que al final fuese otro tipo hambriento de poder personal, además de ilógico, lo convierte en alguien similar a Illidan, a quien no se parecía en nada.
The Burning Crusade nos hace eliminarlo sin demasiadas ceremonias y no contentos con eso, lo «reviven» para un futuro evento donde el personaje, corrompido por la energía demoníaca, hace el ridículo. De hecho, lo matamos en una simple mazmorra de cinco personas. Y con esa lamentable conclusión pondríamos punto y final a la historia de Kael’thas en WoW. O eso creíamos…
Humillación en las Tierras Sombrías

Cuando se anunció que veríamos a nuestro horriblemente tratado príncipe en Shadowlands, albergué esperanzas de que utilizaran dicho encuentro para arreglar un poco las injusticias cometidas con el personaje. Como mínimo, maquillarlas o presentar una buena explicación para sus actos, algo similar al buen trabajo que hicieron con Uther, por ejemplo.
Me equivoqué. Las Tierras Sombrías guardaban todavía más humillaciones para Kael’thas en Revendreth, castigándolo por su supuesta arrogancia y la traición a su gente. Esto tendría sentido si solo contamos el mal llevado giro de The Burning Crusade, pero me llama la atención que nunca se mencione todo lo de antes.
Tampoco se aprovecha para mostrar un reencuentro apropiado con alguien tan importante en su vida como Vashj. Ambos comparten alguna misión y hablan entre si, pero el único propósito de esos diálogos es seguir ridiculizando a Kael con burlas de la propia naga. Si queréis un repaso a varias de esas escenas en vídeo, echadle un ojo a la recopilación de este Youtuber (en inglés).
Le vemos buscar venganza contra Kel’Thuzad, lo salvamos en el Castillo Nathria, muestra arrepentimiento por sus acciones pasadas… y poco más. Me aburre hablar de esta parte, porque para mí, este personaje no es Kael’thas. Estamos ante el despojo del invento genérico que hicieron con él durante la primera expansión de World of Warcraft.
Conclusiones

Kael’thas era uno de mis protagonistas predilectos en el juego donde debutó, un elfo por el que resulta imposible no sentir cierta empatía. Su historia resulta interesante y el trío que forma con Vashj e Illidan tenía el potencial de ofrecernos unos increíbles personajes de moralidad gris muy explotables para el MMORPG.
En vez de eso, al príncipe lo utilizaron de mala forma para darle un jefe vistoso a The Burning Crusade y siguieron por esa línea durante Shadowlands. Es algo que siempre me dolió, pues por ejemplo, con Illidan no tuvieron problema en darle un lavado de cara y maquillarlo todo para que quedase creíble… por lo menos para aquellos que no jugaron Warcraft III o no lo recuerdan.
Aunque estoy contento con el resultado que obtuvimos con Illidan, a pesar de los evidentes «parches», me entristece que no se hiciera eso mismo con Kael’thas. Quedaría más coherente y por motivos evidentes: él era el personaje redimible del trío de «tiranos» de Terrallande, alguien que podría haber aportado mucho a la historia.
En vez de al carismático príncipe de Quel’Thalas, los elfos de sangre nos quedamos con Lor’themar, un líder que cambia de bando y opinión cuando a Blizzard le interesa. ¡Pero ya es suficiente, hasta aquí por hoy! Me aliviaré utilizándolo en Heroes of the Storm, donde sí conserva su dignidad a base de fogonazos.
¡Genial y tremenda entrada Yukha! ¡Suscribo todo lo que dices! Ya sabes que Kael’thas es uno de mis personajes de Warcraft 3 (No por nada en Reforged su campaña era una de las que más esperaba y probablemente, debido a sus bug, lo que más me dolió del remake) y también me siento decepcionado con Blizzard debido al trato funesto que le dieron en World of Warcraft. Por suerte yo de esto no me di cuenta hasta años después de The Burning Crusade, pues en aquel entonces no me interesaba demasiado el lore y yo con tener un enfrentamiento de banda alucinante con Kael estaba conforme (Aunque también me chirriase un montón tener que luchar después contra su versión demacrada en Bancal del Magister), por lo que en cierto modo disfruté de TBC, aunque también me llamo la atención su puesta en escena como villano más que como aliado.
Ya tiempo después me dediqué a leer e infomarme sobre el personaje y uf… Es que no tiene ningún puto sentido. Me da la sensación de que quisieron hacer un «Arthas wannabe» pero mal hecho, pues hubiese sido mucho más coherente y hubiese quedado mucho más creible su corrupción con motivo de salvar u asegurar el futuro de su pueblo más que por egoismo puro, faceta que para nada queda reflejada en el Kael que conocimos en Warcraft III. Sobre Shadowlands no digo nada, pues no lo he jugado, pero atendiendo a lo que comentas parece que fueron de mal, en peor…
Una lástima la decisión de Blizzard respecto a Kael pero bueno, siempre nos quedará su papel en Warcraft III y su diseño artístico, que me parece de los mejores dentro del universo de Warcraft (Y sus fogonazos en HoTS, por supuesto). Muy buena entrada Yukha, ya sabes que me fascina leerte escribir sobre el universo de Warcraft ¡Un saludo y nos leemos!
Pd. Estoy… Nerviosillo XD
¿Estabas nerviosillo? jaja la campaña de los sin’dorei es de las mejores de WIII y todas las veces que aparece Vashj son una joyita. Dicho esto, nosotros también sufrimos en Shadowlands, sobretodo porque uno de nosotros siempre ha sido main elfo de sangre y fue precisamente por Kael. Ya sabemos que Blizzard no es muy dado al rol de razas pero ver a Kael con un sin’dorei y que ni siquiera le mostremos el respeto que se merece… en fin. Corramos un tupido velo. Lor’themar podía haber demostrado que tenía cojones defendiendo hasta el final a Sylvi pero ya sabemos que los líderes de la horda tienen los cataplines cortaditos ahora mismo. Lo único bueno de horda-alianzos en Shadowlands es cuando aparece Garrosh y suelta su «me vais a comer todos el culo» xD Brillante.