Diablo IV: Vessel of Hatred, el acierto continuista de Blizzard

Ya tenemos aquí la nueva expansión de Diablo IV, Vessel of Hatred, y me apetecía dejaros mis impresiones hasta ahora. Porque sí, todavía va a ser difícil valorarla bien a nivel de «endgame», ya que seguramente Blizzard irá ajustando mecánicas y equilibrando actividades según avancemos. Pero podemos hacernos la idea general.

Centraré mi opinión en los tres puntos más importantes: el nuevo tramo de historia, la clase añadida y el contenido del final del juego. Si todavía no le disteis oportunidad al juego base, pues…

Valoración Diablo IV

El destino de Neyrelle

Diablo IV: Vessel of Hatred Neyrelle CGI
Tanto la impresionante cinemática CGI como las escenas importantes dentro del juego son dignas de ver

Se entiende perfectamente el porqué Blizzard insiste en llamar a Vessel of Hatred como la «primera expansión» de Diablo IV. Y es que la pista más clara la tenemos en su historia, que continúa los hechos donde nos dejó la trama base… y termina de forma similar o incluso más abierta. En resumen, solucionamos un par de cosas y se nos abren el doble de posibilidades para el futuro.

Entiendo a quien no le satisfaga una trama contada «por capítulos» estilo MMORPG. Sin embargo, debo confesar algo: a día de hoy lo prefiero así en Diablo. Y no siento apego por esa práctica para contar historias en videojuegos, pero desde la cuarta entrega, la narrativa de la saga ha mejorado enormemente. Se beneficia de ello el argumento principal y sus diversos personajes.

Tanto protagonistas como villanos y secundarios se toman su tiempo para lucirse y todo tiene una nueva capa de profundidad. Los Grandes Males, Mefisto en este caso, tienen la presencia, peligro e importancia que merecen durante la historia. Ya no son «un jefe más», como en entregas anteriores. Han conseguido que Santuario se sienta vivo y su mayor amenaza necesita esa construcción.

Ahora nos preocupamos de verdad por personajes como Neyrelle, igual que con Leah en su momento. Pero es que, como en la trama base, también los secundarios acaparan su parte de gloria. Ahí está la gente de Nahantu como Eru, Maka y el regreso de Ormus del propio Diablo II. Con los villanos, lo mismo, en este caso refiriéndome al imponente Urivar de la Catedral de la Luz. ¡Nada que objetar!

Nueva clase: Espiritualista

Se aprecian ocasionales interacciones especiales en la historia por ser una espiritualista; nuestros protagonistas van ganando terreno en Diablo

No me importa admitir que el espiritualista era una clase que me llamaba poco la atención antes de jugarla. Soy de aquellos que echan de menos una especie de cruzado/paladín en el grupo y aunque imaginaba que no llegaría (ya fue la clase de la expansión en Diablo III), no pude evitar decepcionarme. Por lo menos hasta que me puse a los mandos de verdad.

El espiritualista, a nivel práctico, es una suerte de «monje de la selva», una clase veloz y versátil que captura perfectamente el frenetismo de Diablo IV en su jugabilidad. Con sus distintas combinaciones y técnicas espirituales (¡yo apenas habré tocado la superficie!) se siente muy diversa y divertida. Todavía es pronto, pero se está coronando como una de mis favoritas.

Nos queda darle su tiempo y ver diferentes las «build» que surgirán. Hasta ahora, lo que probé por mi cuenta me ha encantado. Igual que tantos otros, es el primer protagonista que subí en Vessel of Hatred y no me arrepiento en absoluto. También es muy atractivo estéticamente, tanto por el aspecto del hombre y la mujer, como por sus conjuntos de armadura tribal y los efectos de las habilidades.

En términos de historia, la conexión con el reino de los espíritus y su estilo de personaje no es lo mío, pero es una preferencia personal. Tampoco hubiese elegido volver a Nahantu y Kurast de entre todas las viejas zonas de Diablo II, pero con el tema de Mefisto y Akarat, creo que el espiritualista encaja bastante bien en esa ambientación.

Y el «endgame»…

Diablo IV: Vessel of Hatred Caminarreinos temporada
Los caminarreinos, viejos conocidos, llegan para ofrecer otro tipo de evento de acción entre mundo abierto y mazmorreo

Como dije, debería pasar prácticamente toda esta sexta temporada para valorar con justicia si los cambios que Blizzard introdujo en Vessel of Hatred fueron los correctos, más allá de los de calidad de vida. Porque sí, la expansión sigue esa buena evolución de las actualizaciones previas, incluyendo cada vez más características que ya conocíamos del propio Diablo III.

Tenemos varias novedades destacables. Para mí, los mercenarios son una de ellas y los echaba de menos de entregas anteriores. Aquí tienen habilidades determinantes en nuestra forma de jugar; todavía es pronto para juzgar su impacto, pero yo los siento más válidos e importantes que nunca. Además, se agradece que les hayan dado un toque de importancia en la trama opcional.

Luego tenemos las mazmorras cooperativas, bien acompañadas del tan solicitado buscador de grupos. Al final no dejan de ser «más de lo mismo», matando a todo lo que veamos, pero requieren mínimo a un compañero para realizar ciertas mecánicas. Las que he jugado me han gustado y lo veo como un paso en la buena dirección para añadir mayor variedad de contenido.

Todo ello se suma a unos cambios en la progresión (nivel máximo y leyenda, el Foso para subir la dificultad…) que yo de momento veo acertados. Hay más actividades a realizar en el endgame para fortalecer a nuestro personaje y el mapa de Santuario se expande con Nahantu y sus propios eventos. Además, las misiones principales tras la trama sirven para guiar a los nuevos sobre qué hacer a continuación.

Conclusiones

No era tarea fácil convencerme con Vessel of Hatred, pero esta vez confiaba más en Blizzard gracias a su trabajo con Diablo IV. ¡Y no me han decepcionado! Mi única pega por ahora solo puedo centrarla en la trama, porque simplemente querría que fuese más larga. Aunque la narrativa es genial, me quedo con dudas sobre el futuro de varios personajes y tenemos muchos misterios que me hierven la sangre.

Siento que la expansión cumple con creces, pero también pienso que no convencerá a los que aborrecieron el juego base. A diferencia de en Diablo III con Reaper of Souls, que fue un salto inmenso hacia delante, aquí una mejora tan pronunciada no era posible. Es más y mejor de lo mismo, pero si te cansaste del juego en anteriores parches, quizá aquí te reconcilies con él.

Poco más que deciros sin destripar nada. Me gustaría rejugar la trama y ahondar en ella en otra entrada, pero estamos en un mes exigente y hay mucho a lo que jugar. Por ello, lo dejaremos para más adelante. Estoy bastante contento con toda la resurrección de la saga que supuso Diablo IV y Vessel of Hatred sigue contribuyendo a ello. ¡Y eso que aquí evité hablar del jefe final o la música que lo acompaña…!

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