Saga Diablo, cinco entregas dignas del Infierno
La saga Diablo de Blizzard no es solo una de mis favoritas, también es de las más importantes de la industria. Estamos hablando de unos juegos de rol y acción con opción multijugador que sirvieron como referente para multitud de títulos que trataron de imitar su éxito, especialmente a raíz de la mítica segunda entrega, Diablo II. ¡Iba tocando hablar de ello!
A día de hoy, la saga está compuesta por cinco títulos, todos ellos ARPG con una propuesta muy similar que fue evolucionando a lo largo del tiempo. Están centrados principalmente en el combate y la progresión del protagonista que elijamos, pero con el tiempo su narrativa y opciones jugables evolucionaron, siendo el componente multijugador una de sus características mejor valoradas.
Tened en cuenta que, si todavía no le disteis oportunidad a ninguno de ellos, podéis empezar simplemente por el que más os llame la atención. La saga tiene su continuidad, pero ningún juego requiere haber experimentado el anterior para disfrutarse. Nosotros empezaremos por el principio…
Diablo

El primero de todos, que en su día también podía jugarse en PlayStation y ahora lo tenemos disponible tanto en GOG como en la plataforma de Blizzard. Su lanzamiento original fue en 1997 y los años le pesan muchísimo, por lo que resulta complicado de recomendar a no ser que sepáis que vais a por una experiencia muy retro.
La trama es muy básica y su única premisa consiste en defender la ciudad de Tristán de los monstruos que la asolan, para ello adentrándonos en una profunda mazmorra que culminará con el enfrentamiento que le da nombre a la saga. Por el camino veremos personajes que serán importantes en el futuro, pero poco más de valor narrativo tenemos aquí.
En cuanto a su jugabilidad, se siente algo tosca en el movimiento del personaje, pero no resulta desagradable si sabes a lo que vas. Tocará avanzar a golpe de ratón por dieciséis niveles de mazmorra, matando enemigos y equipando a nuestro personaje. Podremos elegir protagonista entre el mago, la pícara o el guerrero, aunque tened en cuenta que solo el viaje de este último es «canónico» en la saga.
Sinceramente, sugeriría jugarlo solo si sentís curiosidad por los orígenes jugables de la saga. Su historia podría resumirse en un solo párrafo y aunque da pie Diablo II, ese mismo juego se encarga de contárnosla por el camino.
Diablo II Resurrected

Este fiel y magnífico remake volvió accesible y dio un buen lavado de cara a la experiencia original, con nuevos gráficos y varias mejoras de calidad de vida en su jugabilidad. Aun así, la esencia sigue intacta e incluso podemos jugarlo con su viejo apartado visual. Es algo que os recomiendo experimentar, ya que estamos ante posiblemente el título más importante de la saga.
Su historia es una genial pieza de fantasía oscura que, aunque no cambiará la vida a nadie, tiene buenos detalles en su trasfondo y unas cinemáticas espectaculares para la época. Aquí tocará seguir los pasos de un enigmático individuo mientras acabamos con el mal que surge en su camino y desvelamos el origen de los problemas que asolan el mundo de Santuario.
A pesar de que se le notan los años a nivel jugable en el ritmo más lento y mecánico de los enfrentamientos, resulta muy apreciable el porqué fue un referente en su día. La aventura se divide en cinco capítulos llenos de enemigos y jefazos, pudiendo repetirla hasta en dos ocasiones más en las dificultades altas de Pesadilla e Infierno con el mismo personaje.
Sin embargo, lo interesante de verdad es que tenemos hasta siete clases a elegir: la hechicera, el nigromante, el bárbaro, el paladín, la amazona, la asesina y el druida. Cada una está muy bien diferenciada y tiene hasta tres especializaciones para escoger, potenciando la personalización jugable de nuestro protagonista.
Opinión del relanzamiento de Diablo II (vídeo)
Diablo III

En un principio menospreciada, para luego ser rescatada por su magnífica expansión Reaper of Souls, la tercera entrega es un juegazo. Lo cierto es que arriesgó con multitud de cambios, unos más bienvenidos que otros, pero la mayoría de ellos fueron un gran avance en la saga. Lo llamativo de verdad, claro, fue su cambio de estilo visual por una apuesta más colorida. Pero eso se queda en la superficie comparado con el resto de sus bondades.
Ahora sí tenemos una trama más elaborada, tomando el trasfondo de los viejos Diablo y dotando de protagonismo a ciertos personajes para ofrecer una historia decente. Nuestro protagonista tiene más diálogos e interacciones, dándole su implicación personal en los acontecimientos. Y por fin, los villanos gozan de buena construcción y bastante carisma, ofreciendo varios jefazos a la altura de la saga.
Jugablemente se añadieron un montón de opciones (en progreso y end-game), expandiéndolo hasta el completísimo ARPG que tenemos ahora. A la campaña se le sumó el modo Aventura para subir nivel libremente con misiones aleatorias, sin pasar por la historia principal. Implementaron más dificultades y desafíos extra, además de las temporadas gratuitas por las que siempre apetece jugar.
Además de todo eso, volvemos con otras siete clases disponibles: monje, cazador de demonios, hechicero, médico brujo, bárbaro, cruzado y nigromante. Solo que aquí podíamos elegir el género del protagonista (hombre o mujer) e incluso podíamos transfigurar el equipo entre otras cosas. ¡Una personalización estética muy bienvenida en la saga! No creáis a quien diga que Diablo III no vale la pena.
Diablo IV

Aunque la cuarta entrega volvió a la estética oscura que popularizó su saga, lo cierto es que mantiene una jugabilidad tan veloz y adictiva como su precuela. También vino a expandir la fórmula, dándonos una estructura de mundo abierto con mazmorras que convenció a unos más que a otros. Realmente está genial recorrer el gran escenario a lomos de tu corcel, haciendo a Santuario mucho más creíble como mundo.
Creo que el aspecto más llamativo es precisamente su historia principal, algo no tan trabajado en este universo hasta ahora. Tenemos un grupo de personajes que se siente cercano y un muy buen grupo de villanos, destacando en especial a la maravillosa Lilith. ¡Detener sus planes será el objetivo principal de la aventura! E incluso las misiones secundarias esconden detalles de valor sobre cada lugar que visitamos.
Quizá los combates sigan la buena estela de Diablo III, pero el IV ofrece una progresión distinta de nuestro protagonista en la que personalizaremos tanto nuestras habilidades activas como una serie de estadísticas pasivas en el end-game. Entre las actividades del mundo abierto, las mazmorras y los nuevos desafíos que van llegando, no vamos precisamente cortos de contenido.
De momento el personaje principal puede ser mago, nigromante, pícaro, druida o bárbaro. Al crearlo podremos personalizar un poco su aspecto físico, algo nuevo en la saga, aunque debo señalar que la transfiguración estética del equipo está plagada de micro-pagos opcionales. En cualquier caso, es un juegazo, que vale mucho la pena sin pagar nada más allá de su precio base.
Valoración Diablo IV
Serie comentada de la historia
Diablo Immortal

Admito que no me hace mucha gracia la existencia de Diablo Immortal, especialmente por su propuesta de juego de móviles que vuelve complicado el disfrutarlo sin pasar por múltiples iconos y notificaciones antes de jugar de verdad. También tiene las pesadas misiones diarias propias de su estilo «free-to-play», con sus abusivas micro-transacciones «pay-to-win».
En cualquier caso, forma parte de la saga y estamos ante una (interminable) historia que ocurre entre los sucesos de Diablo II y Diablo III. La campaña principal que jugué antes de que continuasen actualizándolo funcionaba bien y ofrecía cameos con viejos conocidos, e incluso personajes de Heroes of the Storm. Cumplía su propósito, aunque eché de menos las apariciones clave de ciertos individuos icónicos.
Su jugabilidad está muy centrada en el estilo de títulos para móviles y es disfrutable en PC si consigues tolerar todos los trámites de las diarias y los reclamos publicitarios. El estilo de juego es una simplificación de lo visto en Diablo III. En mi caso, yo disfruté la primera aventura a nivel jugable, pero no me apeteció continuar indagando debido a los detalles ya mencionados.
Al principio elegíamos protagonista entre bárbaro, cruzado, cazador de demonios, monje, nigromante y mago, pero con el tiempo se añadieron el caballero de sangre y la tempestad. No es casualidad que se cuide tanto la expansión de contenido del título, con ya hasta 8 clases. ¡Supongo que es el que más ingresos otorga con diferencia…!
Opinión de Diablo Immortal (de 2022)
Conclusiones

No es un secreto que a mí me apasiona esta saga y ninguno de sus juegos principales me parece innecesario. Todos aportan algo distinto y se complementan genial gracias a su adictiva fórmula y las diferentes clases disponibles en cada uno de ellos. Mi favorito sería Diablo IV, pero el II y el III le pisan los talones. ¡Un trío de juegos que a día de hoy continúo disfrutando sin reservas!
Toca estar atentos a la expansión de final de año y ver qué ocurre con la saga en el futuro. Viendo cómo está la industria, el universo Diablo siempre penderá de un hilo y no sería la primera vez que Blizzard decide dejarlo de lado. ¡Esperemos que no se repita! Es una pena que sea precisamente la máquina de billetes de Immortal lo que solidifique su existencia.