Pathfinder: Wrath of the Righteous, puro cRPG
Llegó el momento de hablar en profundidad sobre Pathfinder: Wrath of the Righteous. Y es que este cRPG se ha llevado gran parte de mi atención durante muchos días, superando las cien horas de juego antes de dejarme ver los créditos finales. Ya os lo adelanto: se me han pasado volando.
Realizarle un análisis como merece sería demasiado extenso, pues su complejidad jugable da para mucho texto. Al fin y al cabo estamos en el universo de rol en mesa de Pathfinder adaptado a PC, con una infinidad de reglas propias. Eso sí, Owlcat Games incluye tutoriales tan buenos que incluso los nuevos pueden llegar a orientarse. ¡Y está traducido al español!
Aquí intentaré centrarme en los puntos más importantes del juego, sin profundizar del todo o no acabaremos nunca.
Gran avance audiovisual

Es necesario detenernos en el aspecto visual, pues aunque como cRPG sus gráficos son más modestos, consigue lucir de maravilla. Es la mejor representación de Pathfinder (y lo extiendo a D&D) que he presenciado jamás en un videojuego. Sientes la magia de su universo con esa increíblemente lograda ambientación en cada escenario. Menuda genialidad creativa.
Un buen salto respecto al previo Kingmaker lo encontramos en sus efectos visuales. Es todavía más vistoso si cabe, prescindiendo de la censura a la que estamos habituados en esta época. Aquí rodarán cabezas y se despedazarán los cuerpos enemigos al morir. Al tener una cámara isométrica algo más alejada no impactará tanto, pero siempre se agradece a nivel de inmersión.
Su calidad artística es sublime y el apartado sonoro no se queda atrás. La música ambienta a la perfección nuestro viaje, dándonos piezas muy interesantes. Una de las mejores contribuciones la encontramos en los actores de voz, interpretando a sus respectivos personajes con la dedicación que se merecen. Todo contribuye a esta preciosa experiencia.
Si os gustan los mundos de fantasía con magia, dragones, demonios y todo tipo de criaturas, Pathfinder: Wrath of the Righteous ofrece lo mejor de su universo en vuestra pantalla. Y si encima sois fans de su mundo o mínimo amantes de Dungeons & Dragons… aquí estaréis encantados con cada escenario que visitéis. Es una experiencia detallista donde las haya.
Salvando el mundo… ¿o destruyéndolo?

¿Qué es un RPG sin una buena historia? Tras la sorpresa argumental del anterior título, este que nos ocupa presenta un panorama más clásico y conocido: la lucha contra los demonios. Aquí seremos nosotros los protagonistas y acabaremos liderando una cruzada contra el mismísimo Abismo. Y como era de esperar, no todo es tan sencillo como parece.
Wrath of the Righteous está plagado de decisiones morales y conflictos difíciles de solucionar. Será un mundo de fantasía, pero el concepto de héroes y villanos queda muy difuso. El gris los tiñe más de lo habitual; como suelen avisar en las pantallas de carga, las mentiras están a la orden del día y no se puede salvar a todo el mundo.
El camino que recorremos en la aventura está muy bien hecho, haciéndonos sentir su cuidada progresión a nivel argumental. No pasará mucho tiempo antes de que debamos elegir uno de varios caminos que determinarán la alineación del poder de nuestro personaje. Como es natural, iremos avanzando y nuestra influencia aumentará, reflejándose perfectamente a todos los niveles.
Tiene un factor rejugable impresionante por todas las elecciones que realizamos a lo largo del juego, especialmente gracias a las llamadas «sendas míticas». ¿Seguiremos el camino celestial o quizá el demoníaco? ¿Nos acercaremos a la muerte viviente o bordearemos la divina neutralidad? Existen muchas opciones que se ramifican en mil posibilidades… pero no es lo único que impulsa a jugar una vez más.
Personajes a la altura

Recuerdo lo que me sorprendió Kingmaker a nivel de personajes, tanto acompañantes como villanos. Son una parte importantísima de la aventura, especialmente los compañeros, aquellos siempre están ahí. En el juego anterior varios de ellos conseguían ser memorables. Wrath of the Righteous va un paso más allá, haciendo únicos a todos los aliados.
La «normalidad» no encaja con nuestro entorno en este viaje. Exceptuando un par de casos, la mayoría de compañeros son muy originales. Ofrecen personalidades variadas e interesantes respaldadas por un buen trasfondo y desarrollo. Nuestra influencia como protagonistas, amigos o enemigos, les llevará a tomar un camino u otro en la vida. Y algunos son verdaderamente impactantes.
Como en Kingmaker, aquí contaremos con consejeros cuando lideremos la cruzada y nuestro grupo formará su mayor parte. Gracias a eso, veremos sus puntos de vista sobre diferentes temas y presenciaremos curiosos intercambios de opinión entre ellos. Un interesante conglomerado de ideologías radicalmente distintas que enriquecen sobremanera este universo. ¡Qué variado es el mundo de Pathfinder!
El juego también te incita a emparejarte románticamente con alguno de ellos y me alegra confirmar que las historias amorosas han mejorado mucho respecto al título anterior. Yo he vivido dos de ellas y me parecieron bastante bien trabajadas. Otro aliciente para rejugarlo.
Progresando hasta nivel máximo

Sería muy largo de explicar todo el avance jugable con nuestros personajes a nivel de progresión, más todavía en un universo como Pathfinder. De hecho, supera incluso a Dungeons & Dragons, reflejándose perfectamente en el juego con esa multitud de opciones para el jugador. Un paso adelante respecto a Kingmaker, tomando las clases y razas ya disponibles ahí y añadiendo unas cuantas más.
El título nos guía de forma adecuada, especialmente si sois novatos o lleváis mucho tiempo lejos del puro rol típico de ordenador. Los tutoriales son buenos, cortos y precisos teniendo en cuenta la cantidad de información que deben darnos. A la hora de subir nivel y distribuir talentos ofrecen una guía automática opcional que lo hace por ti. Los más implicados preferirán ocuparse personalmente, que siempre será más satisfactorio y ofrecerá mayor control.
Tal nivel de personalización, muy habitual en estos mundos, se potencia con las «sendas míticas» que ya mencioné anteriormente. Las capacidades especiales del protagonista y sus aliados se ven multiplicadas, aumentadas gracias a estos poderes tan dispares que deberemos gestionar adecuadamente. Nuestra progresión es exquisita, dándonos cada vez más opciones para afrontar mayores desafíos.
Debo señalar el excelente trabajo con dichas «sendas míticas», pues me parecen bastante variadas y atractivas. Cada una te guía por un camino de progresión distinto. Me encanta como el juego va otorgándote poder e influencia, bien reflejado tanto a nivel argumental como jugable. Yo seguí la senda de las «azatas», unas criaturas caóticas que abogan por la libertad, y me ha fascinado. Cada opción está muy bien implementada y te apega a tu rol.
Una guerra desafiante… a gusto del jugador

Una de las actividades que más disfrutaremos será el combate y Wrath of the Righteous ofrece dos sistemas de batalla distintos: acción en tiempo real con pausas, o su vertiente táctica por turnos. Para mí el primero es el más disfrutable, pero se agradece la otra opción. De hecho para mucha gente es la única razón que les permite adentrarse en el título, influenciados por fórmulas de combate como la de Divinity Original Sin 2.
Os diría que la aventura resulta desafiante, porque así es, pero la experiencia puede personalizarse tanto que cada uno puede vivirla a su manera. La dificultad es extremadamente ajustable, pudiendo convertirse en algo infernal o un paseo por el campo. Si sois nuevos no deberíais avergonzaros ni por un segundo en empezar desde el nivel «fácil». Este título es muy profundo y cuesta mucho entrar en su dinámica desde cero.
El resto, incluso los habituados a las mecánicas de Pathfinder y D&D, deberá estar muy atento gestionando y utilizando todos los recursos disponibles en combate. Con la dificultad «normal» la partida ya se siente como un estimulante y maravilloso reto. Los veteranos pueden disfrutarlo más todavía si le suben un punto o dos el desafío. Cuanto mayor sea la dificultad, mejor deberá ser el control de nuestras opciones estratégicas para superar sus batallas.
Wrath of the Righteous tiene eventos y combates bastante peliagudos que nos obligan a identificar las vulnerabilidades enemigas, siendo muy consciente de nuestro arsenal de habilidades y conjuros para ejecutarlos correctamente. Si lográis formar el mejor plan para cada situación, la experiencia será muy satisfactoria. Y si no dais con la solución podéis bajar la dificultad y no pasa absolutamente nada: lo importante es disfrutar el viaje.
Explorando la Herida del Mundo

Otra de las tareas fundamentales consiste en explorar el mundo y los escenarios. La forma de desplazarnos de unos a otros es muy especial, pero sencilla de entender. Los que vengáis de Kingmaker encontraréis familiar el sistema de tablero para movernos por un mapa todavía más extenso que el anterior. De la misma forma, las áreas jugables son ahora mucho más grandes y profundas que antes. Y es precisamente uno de sus puntos fuertes.
El diseño de niveles en las mazmorras y escenarios en general resulta exquisito para cualquier amante del género de rol. Vamos a encontrar muchos desafíos en forma de batallas, sí, pero también habrá multitud de puzzles y misterios a descubrir. Estamos ante una aventura muy detallista, con un trasfondo riquísimo que se refleja perfectamente en este ambiente.
Todo está bien conectado, realizado con muy buen gusto. No me tiembla el pulso al admitir que es mi mejor experiencia jugable de este estilo. Cada evento de la historia principal (y varias de las secundarias) cuenta con «mazmorras» excelentes, llenas de misterios, retos de todo tipo y grandes jefes. Un apartado muy completo para fortuna de los puristas del rol occidental y el género cRPG en general.
Dada la profundidad del juego y sus muchas decisiones, podemos perdernos algunas de estas experiencias por el camino. Ya sea por quedarse bloqueadas «por culpa» de nuestras elecciones o sencillamente no haberlas descubierto durante nuestro larguísimo viaje. Así que una vez más tenemos otro factor rejugable en una aventura ya extensa de por si.
La Quinta Cruzada

No os destripo nada si os digo que, al cabo de unas cuantas horas, asumiremos el liderazgo de un ejército destinado a combatir los demonios que asolan el reino. Cada uno lo hará a su manera conforme la actitud de su protagonista y las decisiones morales que quiera llevar a cabo. Sin embargo, nuestros personajes no serán los únicos en el frente.
Kingmaker tuvo su sistema de gestión del reino; aquí tenemos algo muy similar y mucho más centrado en la guerra. Tendremos que seguir tomando decisiones políticas, pero orientadas a la rama militar. La conquista y construcción de ciudades estarán totalmente enfocadas a entrenar y reclutar soldados que usaremos para lanzar nuestra ofensiva contra los demonios o defendernos de sus invasiones.
Wrath of the Righteous tiene una parte jugable de estrategia relacionda con esto. Además de a nuestro grupo principal, por el mapa podremos desplegar unidades de nuestro ejército y combatir a la horda rival como si de un título de estrategia se tratara. Estos enfrentamientos los protagonizarán nuestros soldados y oficiales seleccionados y serán por turnos, tomando un rumbo totalmente distinto a las batallas habituales.
En general es un buen sistema, bastante entretenido y capaz de ocupar varias horas de tu tiempo gestionándolo y atacando/defendiendo los territorios del amplio mapeado. Una fórmula que aporta frescura y suma variedad a su propuesta, sin restar nada al resultado final. Si no os gusta, podéis indicar al juego que lo realice de forma automática. Una vez más, la experiencia de Pathfinder es increíblemente personalizable a todos los niveles.

Valoración final
100/100
Mi segunda nota máxima. Y es curioso que la otra la tenga Pathfinder: Kingmaker. Sin pelos en la lengua, me atrevo a decir que Wrath of the Righteous es el mejor título de rol occidental jugablemente hablando. Obviamente, mi favorito siempre será Baldur’s Gate II por el contexto y la época. Pero juzgándolo por las experiencias que podemos disfrutar actualmente, esta sería mi favorita. Muy detallista; se nota que está creado por amantes de los videojuegos.
Es mi opinión sincera: las flaquezas de Wrath of the Righteous son mínimas y no bajan el nivelazo general del juego. Está lejos de gustar a todo el mundo por su increíble complejidad, aunque eso está bien; va directamente enfocado a los fans del rol puro. Concretamente, del cRPG más profundo y completo que he visto jamás. La verdad es que poder disfrutarlo me hace sentir muy afortunado.
Como con el anterior título, las horas se convierten en minutos jugándolo. Fue una experiencia difícilmente mejorable y solo deseo que Owlcat Games continúe su maravillosa labor en el mundo de los videojuegos. Creo sinceramente que tanto ellos como Larian Studios están realizando obras de un nivel altísimo. A los creadores de Divinity Original Sin 2 se les reconoce más, pero el trabajo de Owlcat también merece mucho prestigio.
Y repito, ¡esta vez en español, por lo que más gente podrá disfrutarlo! Eso sí, con errores ocasionales en el texto de nuestro idioma; no de expresión, sino letras o partes mal colocadas. Dada la enorme cantidad de líneas de texto se le perdona. Distan de estropear la experiencia, pero hasta que no los arreglen los vais a ir encontrando.
Valoración del primer pase de temporada WotR
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