Final Fantasy VII Rebirth, la nueva maravilla de Square Enix

Tras cuatro años de teorías y deseos una vez completado el primer Remake, llegó por fin la hora de valorar esta segunda parte: Final Fantasy VII Rebirth. Os adelanto que no resulta sencillo; necesitaré un par de entradas para expresar mi opinión como se merece. En esta lo haremos sin destripes de ningún tipo, valorándolo como videojuego. ¡Ya en la siguiente nos centraremos en la historia!

Ante la pregunta de si merece la pena lo nuevo de Square Enix, la respuesta es un rotundo sí. Tanto si os gustó Final Fantasy VII Remake, como si no os convencieron algunos de sus aspectos jugables, deberíais probar Rebirth. ¡Vamos a detallar las razones por las que me parece imprescindible!

Modo calidad y gozo audiovisual

Explorar los preciosos paisajes de los que disfrutaremos durante el viaje son parte del atractivo de la aventura

Soy consciente de que se habló mucho del apartado visual del juego en modo rendimiento, pero yo lo jugué en calidad y la experiencia fue perfecta. Sin tirones ni tonterías, la aventura de Cloud y compañía luce increíble en muchísimos aspectos, con escenas que literalmente te dejan impresionado por su absoluta espectacularidad.

Sin embargo, para mí lo importante es la bellísima recreación del viejo mundo de Final Fantasy VII adaptándolo a nuestros tiempos. Me fascinó cada nuevo escenario al que llegaba, todos diferentes y especiales a su manera; una fantasía a lo grande de los sencillísimos entornos que en su día recorrimos. Ya alucinamos con la Midgar de su precuela, pero esto escala todavía más.

Algo parecido sucede con la música. La original de Nobuo Uematsu era excelente, como nos tiene habituados la saga, y aquí recogen muy bien su legado. Rebirth recupera los temas, los retoca y añade nuevas melodías dándole mucha personalidad a cada situación. Yo no suelo fijarme tanto en esas cosas, pero aquí lo disfruté muchísimo, como merece cada nueva entrega de Final Fantasy.

En definitiva, estamos ante un magnífico regalo en el aspecto que nos ocupa, algo muy necesario debido al tamaño y la diversas actividades que ofrece esta secuela. Rebirth es mucho más grande, abierto y variado; por suerte, cada detalle audiovisual está a la altura de las expectativas. Y yo quedé encantado.

El mundo de Final Fantasy VII

Final Fantasy VII Rebirth Tifa Jules abdominales
Vuelve algún minijuego conocido, pero ahora acompañado de un montón de propuestas alternativas que lo convertirán en uno más

Si antes comentaba lo precioso que es este mundo, ahora toca señalar lo divertido que resulta recorrerlo y realizar cada misión opcional que nos encontramos. El mapa de Rebirth está dividido en distintas zonas abiertas que nos tocará explorar normalmente a lomos de uno de los chocobo regionales, y esa sencilla premisa ya me parecía atractiva.

Es cierto que completando cada región realizaremos algunas tareas de similar mecánica, como la caza de monstruos o el registro de ciertos lugares. La gracia de la exploración ahí estará en buscar el camino hacia cada una de esas actividades, cosa que se complica ligeramente según vamos avanzando. Hasta ahí, un mundo abierto que tampoco destaca demasiado en lo jugable.

Lo que sobresale en el mundo de Final Fantasy VII Rebirth son los numerosos minijuegos en los que podremos participar. Ya sean parte de misiones principales, secundarias o retos extra, la aventura está plagada de actividades muy distintas y la mayoría son bastante divertidas. A mí no suelen entusiasmarme estos extra, pero aquí me viciaron hasta completarlos absolutamente todos.

Desde el acertadísimo nuevo juego de cartas «Sangre de la Reina», más complejo a cada paso, hasta las geniales carreras de chocobo o el recuperado Fuerte Cóndor (que es una suerte de «tower defense»), todo tiene un encanto especial. Y estos son solo tres ejemplos, podríamos seguir con tocar el piano, las naves, las motos… son un montón y la mayoría destacan. ¡Mejor que lo descubráis vosotros mismos!

Batallas de fantasía conjunta

Preparaos para un enorme surtido de geniales combates, con algunas sorpresas realmente gratificantes

Por supuesto, otro aspecto importante (o el que más) es el combate. En la precuela su jugabilidad ya se sentía increíble y Rebirth lo vuelve todavía mejor, acercándolo más a la acción sin dejar en absoluto la estrategia de lado. La mejor novedad para mí son los ataques combinados, capaces de unir a dos personajes para realizar ataques con distinta potencia y efectos. Son una gozada y más teniendo en cuenta que controlamos al miembro que queramos en cada momento, cada uno con su estilo bien diferenciado.

Para los que la dificultad del Remake les supo a poco, aquí consiguen que incluso el modo «normal» sea un reto estimulante. El objetivo de cada combate suele ser llenar la barra de vulnerabilidad del enemigo para asestarle ahí el máximo daño posible, pero con Rebirth cada monstruo del amplio bestiario tiene sus propias mecánicas y estrategias, siendo peligrosos incluso algunos que parecen más comunes.

En mi experiencia, las batallas en esta secuela subieron el nivel de complejidad y eso es algo que agradezco sin reservas. Obviamente, los más destacables son los jefazos que encontraremos a lo largo del juego, tanto los obligatorios como los opcionales. Y mucho ojo con estos últimos, que quizá luzcan menos espectaculares… ¡pero son todavía más peligrosos que los de la campaña!

Sumado a todas estas virtudes, podremos disfrutar de un simulador de combate con infinidad de retos a superar en cuestiones de batalla. Algunos son un trámite para aprender distintas mecánicas, pero otros nos llevarán al límite e iremos desbloqueando algunos especiales que nos permitirán controlar a dos personajes diferentes del grupo principal. Acabar el juego es solo el principio si nos interesa exprimir al máximo esta aventura a nivel jugable.

Vale, ¿pero y la historia…?

Final Fantasy VII Rebirth Sephiroth Nibelheim
Incluye cosas de Crisis Core e incluso Ever Crisis, así que sin jugarlos, quizá os perdáis un poco en ciertos momentos

Sé que no es habitual por aquí, pero dejé la historia para lo último porque es lo menos sobresaliente del conjunto. La trama de Rebirth tiene el difícil rol de ser «la del medio» de la trilogía, además de pretender contentar tanto a los fans que no les gustan las novedades argumentales, como a los que sí. Y el resultado es un poco extraño narrativamente hablando.

En Rebirth, el grupo de protagonistas sigue el rastro de Sephiroth, algo que la mayor parte de la aventura se siente solo una excusa para llevarte a todas las increíbles regiones de Final Fantasy VII. Al ser un viaje tan diverso y desenfadado, que entretiene con múltiples actividades, la historia puede sentirse algo dispersa. Más allá de la nostalgia o su espectacularidad, creo que no destaca y a veces redunda demasiado en algunos conceptos, como lo perturbado que se encuentra nuestro protagonista.

Lo malo del asunto es que, a pesar de todas las nuevas apuestas, el resultado no queda tan arriesgado como parecería en un principio y sigue demasiado abierto. De todas formas, es una de esas tramas que no sabremos si realmente está bien hilada hasta que llegue la tercera parte, donde deberían resolverse los hilos argumentales y múltiples posibilidades que abrieron tanto el Remake como este Rebirth.

Quienes salvan este apartado son, sin duda alguna, los protagonistas principales y la nostalgia de revivir ciertos momentos. El grupo de personajes de Final Fantasy VII es de los más carismáticos y este proyecto se encarga de enaltecerlos tanto a nivel individual como en su conjunto. Los del título anterior siguen destacando, Red XIII se luce y los nuevos prometen seguir dicha estela en el futuro. ¡Incluso tenemos un sistema de afinidades que, según ciertas respuestas, cambiará algunas escenas!

Final Fantasy VII Rebirth Sephiroth Nibelheim llamas

Valoración final

96/100

Como JRPG a nivel jugable, para mí Final Fantasy VII Rebirth es un absoluto imprescindible que cualquier amante del género debería jugar, sea fan de su universo o no. Audiovisualmente es un maravilloso espectáculo que cumple nuestras fantasías, en especial de los más nostálgicos. El único problema parece subjetivo y tiene que ver con su trama, aunque creo que podría contarse mejor.

Aun así, tratándose de una trilogía, prefiero centrarme en valorarlo como juego. Y es una experiencia que disfruté muchísimo las más de 100 horas que me llevó completar su historia, secundarias y los múltiples minijuegos, a cada cual más disfrutable que el anterior. Todavía tengo pendiente la mayor parte del modo difícil y los retos que van detrás en el simulador de combate, ¡que no son pocos! ¡Tremendo postgame!

El juego es tan bueno que a mí, valorando tantísimo la historia en estas experiencias, no me importó tanto que no me convenciese demasiado en sus momentos más importantes. Claro que sus protagonistas tuvieron mucho que ver ahí; es una gozada acompañarlos en su viaje. ¡Ya hablaremos de la trama en otra entrada! Es una odisea que no dejará indiferente a nadie…

Valoración Final Fantasy XVI
Barret Wallace, lo mejor de Final Fantasy VII Remake

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *