Shin Megami Tensei V, la guerra de dioses y demonios
Llegó la hora, tras algo más de un año entre mis videojuegos pendientes… ¡Shin Megami Tensei V pasa a la lista de títulos completados! Había ganas de sumergirme a fondo en la saga principal de Atlus, una en la que nunca me acababa de encontrar cómodo cuando la probaba. Pues la quinta entrega fue la idónea.
Ya os adelanto que es un juegazo, con varios puntos positivos y muy pocas flaquezas, de los imprescindibles para Nintendo Switch. De hecho, yo solo le pondría una pega… algo que echaría a muchos para atrás, y con razón. Empezaré el análisis por ese tema en concreto, para así quitárnoslo de encima cuanto antes.
El cuento del Nahobino

Quizá quienes me leáis tengáis otra opinión, pero yo considero clave la historia en un RPG. Son títulos donde invertimos muchas horas y a mí me gusta sentirme involucrado. Nuestra motivación e implicación va muy de la mano con su trama y personajes. Por desgracia, el juego no estuvo a la altura de las circunstancias en este tema.
Me extraña viniendo de Atlus, cuyas aventuras suelen cuidar bastante dicho apartado. En Shin Megami Tensei V encarnamos a un protagonista mudo e impasible ante todo lo que acontece a su alrededor, por muchas tragedias, dioses y demonios que se le presenten. Y lo peor es que puedo llegar a entenderlo.
La trama en su concepto está bien, con una ambientación magnífica, e incluso cuenta hasta cuatro finales distintos con mucho potencial. Sin embargo, su historia está demasiado espaciada y cuando sucede algo, nunca llegué a implicarme emocionalmente en dicho evento. Me importó lo mismo que al protagonista.
Gran parte de la culpa la tienen el resto de sus personajes, claro. Tanto nuestros compañeros como los antagonistas carecen de carisma y profundidad; no están a la altura. Hay algún que otro individuo interesante, como Nuwa, pero esas pocas excepciones no son tan recurrentes en la historia como para sostenerla por si mismos. Una pena, porque la idea daba para mucho más.
Recorriendo el Inframundo

Afortunadamente, en el resto de aspectos, el juego sobresale y la exploración es una parte importante de su éxito. A lo largo de la partida recorreremos libremente unas cuantas zonas abiertas llenas de tesoros, misiones secundarias, secretos y por supuesto, demonios. Estamos ante un mundo hostil que no nos dejará pasearnos como si tal cosa.
Debo señalar que el diseño de estas áreas me encantó; a pesar de que los controles de movimiento son mejorables, la exploración se siente muy bien cuando te acostumbras. Existe cierta misión que nos hará buscar hasta 200 pequeños demonios por los escenarios, varios de ellos astutamente escondidos, y ni eso se me hizo pesado.
Las dos primeras zonas se parecen un poco, y eso unido a la curva inicial de dificultad del juego, puede que dé una impresión menos favorable de la que merece. No obstante, pronto se añade una mayor variedad de entornos e incluso tres o cuatro mazmorras interesantes. Además, la presencia de enemigos por el camino, que iniciarán combate si hacemos contacto, le añade dinamismo al viaje.
Me encantó aprender a interpretar los escenarios, sortear los múltiples peligros y encontrar tanto la ruta principal como los desvíos a objetivos secundarios. Para mí fue algo muy divertido e intuitivo tras superadas las primeras horas, ya habituado al caótico sprint del protagonista. Y en cierto modo, más vale que nos guste el sistema de exploración, pues pasaremos bastantes horas inmersos en él…
Jefazos a montones

Ya solo jugando en dificultad normal, la aventura está lejos de ser un camino recto por su trama. Esto se debe a que los principales desafíos de la historia exigen cierto nivel y recursos para afrontarlos. Por ello, se vuelve imprescindible completar la mayoría de su contenido secundario, obteniendo recompensas en forma de experiencia y demonios para nuestro equipo.
El viaje está plagado de jefazos que en un principio pueden parecer bastante duros, pero creo que la experiencia está bien equilibrada. Las herramientas para superar cada desafío están a nuestro alcance, ya sea costeándonos objetos útiles en la tienda, reclutando nuevos demonios, o potenciando adecuadamente los que ya tenemos.
Cada monstruo tiene unas debilidades que debemos explotar, y en el caso de los jefes, cuentan con distintas mecánicas a las que adaptarnos. Puede que nos maten más de una vez, pero superaremos cada reto una vez conozcamos a qué nos enfrentamos e ideemos la mejor táctica para ganar. Hay muchísimas batallas y salir victorioso resulta un desafío muy estimulante.
No me pararé a detallar las mecánicas de los combates por turnos, pues Atlus mantiene la misma esencia en cada juego del estilo que sacan, cambiando detalles aquí y allá. Solo diré que en Shin Megami Tensei V funciona de maravilla, tan ágil como esperaba de su juego más moderno. Y también debo destacar la banda sonora aquí, pues en sus batallas es donde más se luce.
Gestión demoníaca

Uno de los puntos más adictivos del juego es indudablemente la gestión de nuestros demonios. Encontraremos muchísimos de ellos que podremos reclutar, fusionar e incluso utilizar sus esencias para potenciar los que ya tenemos. La preparación para la batalla es primordial en las aventuras de combates por turnos, y aquí estamos ante uno de sus máximos exponentes.
A diferencia de títulos de captura y batalla de monstruos como Pokémon, aquí resulta complicado combatir solo con tus demonios favoritos. De hecho, lo óptimo es ir cambiando constantemente al grupo y sus habilidades, adaptándonos a los monstruos y jefes de cada zona, así como a las capacidades que potenciemos en el protagonista.
Porque sí, el personaje principal combate junto a los demonios, tiene sus propias capacidades especiales y su progreso es mucho más personalizable que el del resto. Mejorarlo y gestionar sus resistencias de forma inteligente resulta esencial; si el protagonista cae, la partida acaba de forma irremediable, independientemente de si el grupo sigue vivo o no.
Una vez acabamos el juego por primera vez, obtendremos fusiones de demonios todavía más poderosas para sus dos vertientes de Nuevo Juego+. Me pareció una pena que no existiera post-game con otros retos para explotar a dichas criaturas. Al fin y al cabo, los mayores desafíos donde son casi imprescindibles consisten solo en un par de combates finales.

Valoración final
86/100
Pues sí, Shin Megami Tensei V es una maravilla jugable que hará disfrutar mucho a los fanáticos de los combates por turnos y la gestión de criaturas. Escapa a mi comprensión el porqué no lo convirtieron en una obra maestra dándole cariño a su narrativa y personajes, logrando que mínimo estos últimos cumplan.
De todas formas, no tiene sentido llorar por lo que no tenemos. Si buscáis una gran historia, aquí no la encontraréis y deberíais optar por los Persona o el reciente Soul Hackers 2. Sin embargo, su experiencia de jugabilidad consigue que este merezca mucho la pena siempre que estemos dispuestos a perdonarle esa importante carencia.
Me despediré comentando un detalle muy agradable de su Nuevo Juego+. Al iniciar una segunda partida, nos darán la opción de heredar gran parte de nuestro progreso, pudiendo rejugar rápido la historia para sacar el resto de finales… U optar por unas pocas ventajas, pero empezando a nivel 1, logrando así que quien quiera disfrutar de nuevo con el desafío pueda hacerlo libremente.
Nunca sobran opciones y siempre se agradece cuando nos las brindan. Si te gusta la propuesta de Shin Megami Tensei V, hay juego para rato; a mí me llevó 60-70 horas alcanzar un final y descubrir el verdadero en una rápida rejugada. ¿Hubiese entrado en mi top 10 de 2021? ¡Sin duda!
¡Genial entrada Yukha! Creo que coincidimos prácticamente en todo lo expuesto, empezando por lo flojo de sus personajes y trama y terminando por la alabanza a su apartado jugable. Una pena lo primero, pues si se hubiesen centrado un poco más en ello, en desarrollar a los personajes y en que la trama no quedase tan diluida entre horas y horas de exploración y combate, podríamos estar hablando de un JRPG de esos que perfectamente se podrían ver en un Top histórico.
En cualquier caso, yo me quedo con lo positivo y es que el apartado jugable, con la exigencia de los combates y la gestión de los demonios, es tremendamente adictivo y divertido y son muy pocos JRPG los que se me antojan así (Merito de ello es que solamente la jugabilidad aguante tan bien el tipo y sea lo que ensalce un juego en el que lo narrativo es tan mediocre). Creo que está muy bien llevado eso de tener que ir cambiando constantemente de demonios, pues hace que cada el combate se sienta muy fresco de principio a fin y que cada vez se tengan que afrontar de un modo distinto los diferentes desafíos que va poniendo el juego sobre la mesa.
Dejo en el tintero la parte del NG+ con el final verdadero, algo que espero algún día poder retomar y ver. Como te comentaba, a mí SMTV me ha encantado y se ha convertido en el gancho para interesarme por otros juegos de Atlus, tal es así que estoy barajando ponerme en breves con SMT3 o probar con la saga Persona (Seguiré informando XD).
En definitiva, genial entrada Yukha y me alegro muchísimo de que hayas disfrutado tanto del juego ¡Un saludo!