Jaina Valiente, evolución hacia el desastre
Si soléis leerme hablando de Warcraft, seguro que más de una vez me habréis visto escocido con lo relacionado a Jaina Valiente. La razón es sencilla de resumir: ella era de mis personajes favoritos y acabó convirtiéndose en alguien insufrible para mí. ¿Cómo llegamos hasta ese punto? En fin, para eso estamos hoy aquí.
Os contaré rápidamente mi visión de la maga del Kirin Tor desde el principio hasta la actualidad, argumentando las razones por las que me encantaba y que ahora mismo no permiten que me guste un ápice.
Recordad que es una opinión en su mayor parte; si a vosotros os gusta la Jaina de ahora, me alegro e incluso os envidio. Y cuidado con los SPOILER para quien no esté al día en World of Warcraft, aunque los mencionaré por encima.
Un inicio esperanzador

Empezó genial, con muchas virtudes y fortalezas, pero también con algún defecto y rasgos que la volvían vulnerable. Un gran personaje que se veía destinada a la grandeza dentro del universo de Warcraft, con una evolución y logros que la hacían merecedora de estar en la cima de los mayores poderes de Azeroth.
Creo que su relación con Arthas nos cautivó a casi todos, así como la posterior tragedia. Pese al enorme peso sobre sus hombros, Jaina se mantuvo como una heroína digna, con el coraje suficiente como para defender a su pueblo y convertirse en una líder admirable. Incluso se alió con la Horda en beneficio de Azeroth.
No tengo más que buenas palabras para la maga del Kirin Tor en Warcraft III e incluso más allá, teniendo grandes actuaciones en World of Warcraft. Destaco especialmente su posición en Wrath of the Lich King ante su antiguo príncipe, que a mí en lo personal me llegó al alma. Bonito, triste e inspirador.
Me alegré cuando más tarde superó un poco esa parte de su vida y encontró de nuevo el amor junto a Kalecgos, una relación extraña al principio, pero que no estuvo mal. Lo que desconocía es que tal evento sería el inicio del desastre y que Blizzard improvisó una evolución para el personaje que gestionaría de forma lamentable.
Pasos hacia la locura

Tras el incidente con Garrosh, ella cambió, como es normal. Y hasta aquí estoy conforme con la actitud, reacciones y evolución del personaje. Personalmente no es lo que hubiese preferido para ella, pero resulta coherente que se desate ante la matanza de Theramore, se vuelva beligerante y cambie su posición respecto la Horda. Eso sí, quizá un poco forzado.
Como siempre, Christie Golden en sus novelas intentó maquillar un poco la brusca conversión que vimos en el juego (aunque todavía correcta hasta este punto). Mareas de Guerra nos puso en mayor contexto de la situación y conseguimos empatizar con Jaina de mejor forma. Y luego… el juego volvió a hacer de las suyas.
A partir de aquí, Jaina presenta inconsistencias entre lo relatado por Christie Golden más adelante en «Los Crímenes de Guerra» y lo presentado en el juego. Durante la lectura del libro, vemos como la maga enfurece ante el tema de Garrosh e incluso está dispuesta a dañar a Thrall, pero acaba recapacitando y calmándose un poco.
La coherencia que presenta el relato se va al traste cuando, durante el juego, vemos a Jaina actuando como una idiota, totalmente ajena a su personalidad y fondo. Recordemos que incluso abandona a la Alianza por colaborar con la Horda en la lucha contra los demonios. Sí, luego nos justifican que ella combatió al mal por su cuenta durante un cómic… en fin, pues vale.
La hija del guion

Hasta donde he comentado, podemos tomarnos como una conveniencia del guion la actitud de Jaina en Legión y aunque me desagrade bastante, simplemente entiendo que esa expansión quería contar con Khadgar más que con ella. Tolerable hasta cierto punto. Lo malo viene cuando la maga regresa en Battle for Azeroth…
En este punto y coincidiendo con la moda de «empoderar a las mujeres» (como si no lo estuvieran ya en videojuegos desde hace tiempo, Warcraft incluido), Blizzard decidió estropear totalmente la imagen del personaje. Y lo hizo de la peor forma posible: convirtiendo a la maga en una mujer inestable, desquiciada, omnipotente y omnipresente.
La incoherencia de ver a Jaina convertida en el ser más poderoso de Azeroth, sin justificación alguna e ignorando olímpicamente la estructura de la historia, rivaliza con sus cambios de humor e inestabilidad emocional. El juego aprovecha todas las escenas posibles para recordarnos a la fuerza que ella es la más temible y nada, ni los poderes del más allá, pueden superarla.
Sin duda, la peor escena para mí sucede en Battle for Azeroth, durante el ataque a Dazar’alor. La Horda combate contra ella en una batalla absurda que, para más inri, no le produce ni un rasguño (como presume de ello más tarde ante Genn Cringrís). Eso sí, su ofensiva se llevó por delante a uno de los reyes trol más reputados. Todo correcto…
Conclusiones

Lo sucedido con Jaina durante World of Warcraft, especialmente en sus últimas expansiones, me dolió muchísimo. Ella era uno de mis personajes favoritos: bondadosa, valiente y admirable, con un futuro brillante. Algunos la vimos crecer desde Warcraft III y nos encariñamos con ella de un modo parecido a lo que sucede con Anduin.
Por desgracia, ahora tenemos lo que tenemos. Podría seguir mencionando y ensañándome con escenas ridículas que protagoniza la Jaina actual (con Baine, o en Torghast…) pero prefiero dejar la decepción en este punto. Quizá otros no lo veáis tan grave o estéis en total desacuerdo conmigo, no lo sé. En todo caso, hasta aquí llegué.
Prefiero quedarme con lo bueno y, tras el desahogo, recordaré a la magnífica mujer de la que disfrutamos hasta la expansión de Pandaria. Este es el peligro de alargar sagas, manteniendo personajes que van cambiando de manos y estropeándose con inevitables e incoherentes cambios. Y eso es algo muy distintos a una evolución justificada… ¡qué le haremos!
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Queremos creer que la clave es lo que dices del cambio de manos (a veces parece que los nuevos le tienen tirria a los creadores viejos y van a propósito a cargarse a sus personajes), porque pensar que Blizzard no tiene respeto por sus propias creaciones sería triste. No sólo Jaina, también han destrozado personajes muy queridos como Thrall, Kael y por último (y no quiero ni pensar en ello) Silvi. En fin, tienen tantos personajes buenos que a veces no saben ni qué hacer con ellos. Es una compañía a nuestro punto de vista algo bipolar, no parece que trabajen en equipo. Te sacan cosas muy chulas y con la misma ¡pam! cosa sin sentido. Y como dices Christie ya no puede justificar tantas cosas. Pero bueno, que este tema da para debate con merienda jajaja