World of Warcraft: Shadowlands, opinión final
Pues nada, la expansión «acabó» oficialmente una vez mostrado su epílogo. Tenemos el contenido y contexto suficiente como para realizar una valoración definitiva de World of Warcraft: Shadowlands. No cometeré el error de esperar más para la crítica o acabaré descartándola, como me pasó con la de Battle for Azeroth.
Analizar el contenido global de un MMORPG sería una tarea titánica, así que me limitaré a expresaros mi punto de vista sobre sus características más importantes. Obviamente, si lo hago significa que la viví al completo. Una aclaración evidente, pero necesaria. ¡Empezamos ya!
Subida de niveles

Lo mejor de la expansión, como ya comenté en su día. Shadowlands presenta unos conceptos muy atractivos, sumergiéndote fácilmente en su mundo. La aventura que nos lleva hasta nivel máximo es entretenida, cumpliendo su propósito y presentando todas sus posibilidades. No son pocas.
Adicionalmente se ideó un buen sistema alternativo para subir a personajes secundarios, dejándonos elegir entre repetir la historia o ir cumpliendo misiones opcionales/mazmorras a nuestro ritmo. Al principio no era tan bonito como parecía, pero tardaron poco en pulirlo hasta que quedó decente.
En general lograron el cometido, manteniendo el interés por la expansión al máximo en este apartado. Y dentro del propio «leveo» incluyo esos primeros meses de juego donde ya eres nivel máximo. Seguimos entretenidos con contenido destinado a seguir explicando la historia y dotarnos de un equipo básico.
Gran parte del mérito fue precisamente de otro buen sistema del que hablaremos justo ahora: las curias. Con ellas se fomentaba el subir a otros personajes y completar sus misiones en cada bando. Entre eso y el comienzo del «end-game», esta parte es propia de una expansión casi perfecta.
Curias

La posibilidad de elegir entre cuatro facciones bien diferenciadas entre si, con propósitos y enfoques distintos, es otro acierto de la expansión. De hecho, la inmersión que generaban conseguía que nos olvidáramos un poco de los viejos desbarajustes sufridos en Azeroth. Estábamos a tope con nuestras curias.
Cada una ofrece su propia historia, detalle que me recordó a una extensión de la idea que tuvieron con las sedes de clase de Legion. Debería mantenerse siempre algo así, con características similares. No todas son igual de buenas, pero mantienen una solidez agradable y resulta interesante explorar las cuatro.
Además, para favorecer el enlace con nuestras curias, todas ellas tienen sus propias armaduras, monturas y cosméticos en general. Esa personalización les otorga bastante atractivo y sinceramente, al inicio rendían a un muy buen nivel. En lo personal, consiguieron motivarme de sobra para seguir jugando.
¿Hay una parte mala en todo esto? Pues sí: que solo se aplica al principio de la expansión. Con el paso del tiempo, el interés y la importancia de las curias fue desvaneciéndose. Su potencial quedó desperdiciado, y eso que tenían a raudales. Juraría que existían más planes para ellas, pero se acabaron descartando.
Las Fauces y Torghast

Otras de las características definitorias de Shadowlands, valientes y arriesgadas. A mí me encantaron desde el principio. Si bien su fórmula y mecánicas eran mejorables, ¡demonios! Es normal en una novedad de MMORPG; se trabaja en ello sin alterar su esencia hasta perfeccionarlo. ¿No queríamos innovación?
Pues se ve que no tanto como solemos exigir. Hubo multitud de quejas sobre el funcionamiento de un área exigente como las Fauces y la dificultad de Torghast. Tampoco dejaré la culpa solo en los jugadores, pues Blizzard debió trabajar mejor y más rápido la viabilidad del su contenido. Especialmente el de las recompensas.
Por desgracia, no sucedió. Tanto las Fauces como Torghast evolucionaron hasta convertirse en «lo de siempre» en World of Warcraft, casualizándose demasiado. Tras ello, volvió a trastearse con la Torre y quedó de nuevo como un contenido decente. Aunque todavía sin alicientes para invertir tiempo y esfuerzo en ella.
Así que una vez más estamos ante el caso de mucho potencial desperdiciado. Y no solo a nivel jugable, pues las tramas contadas en ambos sitios estuvieron lejos del nivel adecuado. Apenas vimos personajes relevantes y los pocos que captaron interés, fueron desatendidos. Muy mal, pues daban para mucho.
PvE, mazmorras y bandas

Quitando las características especiales, nos quedamos con la propuesta típica de World of Warcraft: contenido de mundo, mazmorras y bandas. Obviamente estamos ante la base del MMORPG y podríamos decir que salió… ¿bien? La caza de monturas, mascotas, cosméticos y reputación no destaca mucho.
En cuanto a mazmorras, aunque son menos de lo habitual, las aprecio a nivel similar del resto de expansiones. Algunas me parecen más atractivas que otras, influyendo mi gusto personal en dicha opinión. Recordaré con cariño Agujas de Ascensión o Nieblas de Tirna Sithe, mientras que por ejemplo Bajapeste hace honor a su nombre.
Sus bandas, en este caso tres, son otra historia. El Castillo de Nathria está bien como la primera de expansión, con una motivación interesante detrás. Sagrario de Dominación me parece normalita, aunque lo que acontece ahí a nivel de trama la afea. Y el Sepulcro de los Primeros no me llegó a motivar tanto como para juzgarla.
El primer problema que tenemos en todo esto es la clara falta de contenido, no la calidad del mismo. Necesitábamos más y con mayor frecuencia, detalle donde Blizzard suspendió de forma tajante en esta expansión. Una pena, pues me hacen repetir de nuevo la expresión ya dos veces mentada: potencial desperdiciado.
Historia general

Hace unos cuantos años que la desarrolladora parece pecar de presentar primero algo que se vea genial y pensar luego en la forma de cohesionarlo. La táctica funciona a veces, pero no siempre. Sucedió en Battle for Azeroth y Shadowlands repite esa torpeza. Aunque siendo justo, admito que en menor medida.
Se nota muchísimo que los puntos flacos de la historia de esta expansión languidecen por culpa de faltarles desarrollo. Lejos de si nos convence lo sucedido, lo importante es la forma de contárnoslo. Y aquí se siente vacío de contenido y detalles, con movimientos apresurados y claras carencias narrativas en general.
Tenemos muchos ejemplos para plasmar esto. Shadowlands se mostraba como el proyecto más ambicioso de Blizzard, como cada expansión, pero esta vez podía ser cierto. Sin embargo, parece que el interés quedó a medio camino. No es casualidad que el único villano atractivo sea el primero, Denathrius.
El enemigo de cada trama en WoW define la personalidad de dicha historia. Nuestra Sylvanas hizo el ridículo y el Carcelero quedó a medio gas, no llegamos a conocerlo y acaba siendo un rival genérico. Tales fallos terminaron sufriéndolos de igual forma las curias y nuestra propia implicación en la trama.
Personajes

Si algo define World of Warcraft son sus protagonistas, muy emblemáticos. No me refiero únicamente a las viejas glorias heredadas de sus títulos de estrategia, también los creados en el propio MMORPG. Aquí tenemos alguna novedad interesante que, desgraciadamente, no prospera más allá.
Podríamos juntar en un enorme cubo a todos los personajes que quedaron a medias. Antes mencionaba al Carcelero; incluid a los líderes de las curias y derivados. Solo se salva algún que otro secundario, precisamente por tener un rol breve o menos importante. Pero lo más grave está en los que ya conocíamos.
Baine solo sirve para recordarnos que la horda sigue existiendo, pero no mucho. Nos imponen a un deslucido Bolvar. Jaina vuelve a demostrar que es el peor personaje de WoW en la actualidad. Alguien suplantó a Thrall, pues me niego a creer que sea ese. Y así podría seguir, incluyendo olvidos como el de Nathanos.
Hubo un par que rindieron a buen nivel: Tyrande y Anduin. Pero lamento la falta de protagonismo que debieron tener otros, quienes pasaron desapercibidos o ni estuvieron. Y lo peor: el trato criminal al que era un icono del MMORPG: Sylvanas. Su trama estuvo fatal llevada, idiotizando al personaje. Ya os vale, Blizzard.

Valoración final
65/100
Iba a poner una sección sobre el ritmo de contenidos, pero con una palabra me basta para resumirlo: vergonzoso. Y es quizá lo que más perjudica a Shadowlands, pues la suscripción mensual compromete a la empresa a mantener un trato digno con el consumidor. ¿Lo hemos tenido? En mi opinión, no mucho.
Blizzard con esta expansión me recordó a un niño con una preciosa colección de figuras exclusivas. Quedarán bonitas juntas, pero el crío no sabe qué hacer con ellas. Como resultado tenemos una imagen con mucho potencial que queda triste al final, por lo menos para todo aquel que quiera profundizar en su significado.
Warcraft siempre será uno de mis universos favoritos y creo sinceramente que este MMORPG es de los mejores juegos de la historia por derecho propio. Eso no quita que tenga muchas épocas malas y Shadowlands, sin duda, fue una de ellas. Lo triste es que podría haber sido la expansión más épica de todas si se hubiese cuidado.
Por cierto, no hablé del PvP porque no lo jugué, pues desde Battle for Azeroth estoy poco interesado en esa faceta del juego. En fin, ¡qué le haremos! Ya veremos si Blizzard remonta. Creo que lo está intentando… y lo necesita. El epílogo estuvo bien dentro de lo que cabe y tenemos la Torre de Magos de vuelta. Algo es algo.
Mirando el lado positivo de todo esto, al menos ya se acabó la trama destrocemos a Silvi y quitémosle el orgullo a la Horda. Sea lo que sea que se inventen ahora será nuevo, quedémonos con eso. Como dices, de lo mejor de la exp son las curias, sus tramas fueron buenas. Nosotros nos quedamos con esa maravillosa Vashj, ese Renathal tan sexy y esa genialosa Bayalunar. Hay personajes que siendo secundarios han salvado bastante la exp, porque sinceramente de los personajes de Azeroth casi que mejor no saber nada. Es más, nosotros nos quedamos por aquí, y si Pelagosini nos obliga a irnos nos vamos a pescar a algún lago de Pandaria, pasando de volver con la nueva organización de naciones democráticas unidas que se han montado xD
Para un futuro esperamos que Blizzard deje de ser tan trasparente/obtuso en lo que no debe, jolines, ya basta. Que hay personajes como Denathrius que pudiendo haber sido una sorpresa (como cuando Vyraz de Maldraxxus te traiciona, que no te lo esperabas tanto) lo pusieron desde el principio predeciblemente predecible, y luego está el Zovaal, que lejos de explicar algo (lo que sea) te deja tan confuso que te hieres a ti mismo, como le pasó a Silvi. En fin.