Crítica Tears of the Kingdom, SPOILERS de la historia

Ya superé la historia principal de The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom y quería dedicarle una crítica cuando todavía tengo fresca la experiencia. Sí, viene antes que la reseña del juego propiamente dicho, pero esta vez me apetece pasar por aquí primero. Por ello, quienes no hayáis completado la trama, cuidado con los SPOILER. Habrá muchos y arruinarán vuestra experiencia.

Pese a que su precuela Breath of the Wild fuese un juego bastante aclamado, tampoco es que destacase especialmente por la historia. Existía una clara división entre la aventura jugable que vivíamos con Link, poco condicionada por su narrativa, y los recuerdos de las andanzas del pasado junto a Zelda. Pues bien, Tears of the Kingdom repitió esa fórmula… y no me dio buena espina.

Por suerte, según avanzaba por el juego, me di cuenta que esta vez dicha estructura sí estaba más que justificada y cobraba mayor valor que en el viaje previo.

La aventura de Link

Su diseño con esas prendas, las marcas, el brazo, el cabello… para mí, de los mejores a nivel estético

Nuestro avatar-protagonista debe partir una vez más en busca de Zelda, pero esta vez su propósito se sustenta en un contexto más interesante. De forma acertada empezamos junto a la princesa investigando un lugar sospechoso bajo el castillo. Muy directo, evitando que a quienes molesta el «modo historia» se desesperen, pero lo suficiente elaborado como para darnos un punto de partida sólido.

Me pareció un inicio potente, encontrándonos al intimidante Ganondorf momificado, quien corrompe el brazo de Link y este debe ver a Zelda desaparecer ante sus ojos antes de caer al vacío. Cuando el protagonista despierta, haciendo clara referencia a Breath of the Wild, conocemos a otro personaje que sería clave en la historia: Rauru.

Es sorprendente el poder y la importancia de este tipo, cuyas hazañas veremos durante la historia y nos acompañará en esencia, puesto que Link lleva su brazo incorporado. La saga no suele profundizar en la mayoría de sus secundarios, pero considero que aquí tanto Rauru, Sonnia y los cinco sabios cumplen bien en sus respectivos papeles durante el viaje.

Lo único que presenta inconsistencias es el rol de nuestro protagonista. Por mucha libertad que tengamos para completar la historia, el juego no se plantea tan bien a la hora de abordarla sin un orden concreto. Poniendo el ejemplo más claro, el motivo del viaje: si descubrimos antes el destino de la princesa a través de sus recuerdos, ¿qué le impide a Link comunicárselo al resto? Evidentemente, no prepararon escenarios alternativos según qué investigues primero.

La leyenda de Zelda

Crítica Tears of the Kingdom The Legend of Zelda Espada Maestra
¿Estamos, por fin, ante la mejor versión de la princesa y la Espada Maestra?

Centrándonos en ella y dejando de lado la pequeña conveniencia de guion antes mencionada, debo admitir que Tears of the Kingdom presenta a una de las mejores Zelda de la saga. La merecidísima soberana de Hyrule, ni más ni menos. Breath of the Wild estableció las bases del personaje y aquí vemos el resultado de su crecimiento personal, poniéndolo en práctica de la mejor forma posible.

La historia que vive nuestra princesa en el pasado me hace plantearme hasta qué punto hubiese preferido enfocarme en esa travesía, más que en la de Link. Tampoco lo diré muy alto o quizá nos traigan otro musou basado en la época de Rauru (ojalá…). En cualquier caso y pese a su sencilla linealidad, me gustó mucho ver a Zelda tomar las riendas de su destino.

Vemos que no tarda demasiado en orientarse en un Hyrule desconocido para ella, apoyando y aconsejando a Rauru cuando lo ve necesario e incluso colaborando con Sonnia para tenderle una trampa a Ganondorf. Una Zelda más joven se desmoronaría ante dicho fracaso y la muerte de su amiga, pero no fue el caso de la que nos ocupa.

Los recuerdos daban pistas del dracónico destino de nuestra princesa, pero fue increíble verla reflexionar sobre su deber y llegar a la conclusión de sacrificar su misma esencia para restaurar la Espada Maestra hasta que Link la recuperase en su época. La escena resulta emocionante, percatándonos de que ese misterioso dragón que sobrevuela Hyrule es ella. Tan cerca… y a la vez tan lejos. Aquí eché de menos a un protagonista más expresivo que reaccionase en consecuencia.

El poder de Ganondorf

Crítica Tears of the Kingdom The Legend of Zelda Ganondorf
Resulta complicado quitarle el hueco de uno de los villanos más icónicos de la vida de muchos jugadores

Otro que se lució, y eso que su rol en la historia no salió de la norma habitual del malvado villano de turno. Sí, podría ser todavía más profundo y a mí me encantaría, explorando mejor su situación con las gerudo y las bases de su sed de poder. No se hizo y aun así, para mí, este es el mejor Ganondorf de la saga.

Ya prometía con su increíble diseño… La imagen de un enemigo de estas características es importantísima. Y no me refiero solo a su aspecto «humano», el cual se ve de fábula; o al demoníaco, que me parece una maravilla. Incluyo entre los aciertos a su versión momificada, cuya presencia me pareció un puntazo e incluso regala un gran combate en el castillo de Hyrule. Además, recordemos que él era la falsa Zelda.

Ojalá lo hubiésemos visto más en la época de Rauru, pero todas las escenas donde aparece Ganondorf son geniales. Quizá sea mi debilidad por el villano, que me viene de la infancia con Ocarina of Time, pero aquí lo vi espléndido. Incluso se atreven a mostrárnoslo asesinando a Sonnia, una escena impactante, igual que la de su último duelo con el rey de Hyrule.

Por si fuera poco, es el principal responsable del combate más épico de esta saga. Nuestro último duelo contra él es magnífico, espectacular y desafiante en su justa medida. En definitiva, estamos ante un poderoso y carismático villano que esta vez sí otorga valor al juego, a la historia y al resto de personajes. Más Ganondorf y menos entidades malignas espirituales.

Un final «seguro»

Crítica Tears of the Kingdom The Legend of Zelda Link final zonnan
El poder del guion evitó ese trágico final que tanto encajaba y ya nunca veremos

Admito que la historia de Tears of the Kingdom, pese a ser bastante clásica, me estaba pareciendo tan buena que olvidé la saga en la que me encontraba. La transformación final de Ganondorf en dragón fue legendaria, así como Zelda uniéndose a la batalla en la misma forma. Lo veía tan increíble que llegué a desear un final consecuente y a la altura del problema que representaba su villano.

Para mí la aventura debió concluir con la derrota del rey demonio, sí, pero a costa de la vida de Zelda y el brazo que ya se había cobrado de Link. O mejor todavía: con el sacrificio del protagonista, salvando a la princesa y devolviéndola a su estado original, ¡o cualquier cosa que ratifique que por ahí pasó el temible Ganondorf!

Por desgracia, la saga no suele arriesgar tanto en esas cosas; Link recuperó el brazo que debió perder y Zelda sobrevivió, retomando su humanidad gracias al poder de Rauru y compañía. Solidarizándome un instante con el villano… ¿de qué forma va a ganar jamás, si los rivales que mata jamás se quedan muertos y siguen dando por saco en forma de espíritu?

Bromas aparte, entiendo perfectamente este tipo de conclusión por el alcance de la saga en la que estamos. E incluso me alegro por Zelda; su historia merecía un final feliz tras ese gran sacrificio de años para restaurar la Espada Maestra. Pero opino que, en esta ocasión, todo estaba dispuesto para regalarnos un final agridulce o incluso amargo. Creo que hubiese ensalzado el resultado final… por lo menos para mí.

Conclusiones

Dejando a un lado tramos jugables que no me entusiasmaron, como esa dependencia de la Ultramano, disfruté muchísimo de Tears of the Kingdom gracias a su ambientación e historia. Me incitaron más que nunca a explorar y descubrir los misterios que había tras cada evento del juego, buscando el camino para lograr la ya clásica hazaña de rescatar a la princesa y derrotar al villano.

Ignoro si este es el final verdadero de esta pequeña «saga» dentro de The Legend of Zelda. Veo muy aprovechable la época de Rauru, donde podríamos profundizar en varias cosas como el propio villano, los zonnan y las gerudo de su tiempo, lidiando con las consecuencias que trae el varón de su raza. Las eché de menos en una posición gris o antagónica. ¿Quién sabe?

Yo no me negaría a adquirir otro spin-off como Age of Calamity, quizá para la futura consola de Nintendo, una que confío consiga pulir los aspectos técnicos de juegos del estilo… o del propio Tears of the Kingdom, cuyo apartado artístico merece un mejor resultado en estos tiempos modernos. O ese es mi punto de vista.

De la aventura que nos ocupa y su historia me quedaré con Zelda y Ganondorf por la parte muy positiva, dándoles un pase agradable a los personajes secundarios en sus respectivos papeles y solo lamentando que el propio Link, junto a nuestra libertad jugable, restasen potencia a ciertos temas narrativos. Aun así, os adelanto que el juego ocuparía el puesto de Breath of the Wild en mi top personal de la saga.

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