Warcraft Rumble, el vicio prohibido

Si bien os hable de lo que me pareció la BlizzCon, omití muchas cosas. Entre ellas se encuentra mi opinión sobre la novedad más reciente: Warcraft Rumble, un título de móviles que se suma a los juegos como servicio de nuestra querida Blizzard… ¿o sería ya Microsoft Activision Blizzard? En fin, ¡que de ese vengo a charlar hoy!

Nunca fui usuario de experiencias como Clash Royale y compañía, pero si soy fan del universo Warcraft y no podía evitar darle como mínimo una oportunidad a esto. Lejos de centrarme solo en sus malas prácticas de micro-pagos (que también tocará), quería hablaros de mi experiencia tras jugarlo un buen número de horas.

Guerrillas Fanservice

Warcraft Rumble grunt orco soldado raso humano cazadora elfa nocturna
Como si fueran el grunt, el soldado raso o la cazadora de Warcraft III… ¡demasiado tentador!

De forma similar a como funcionó en Hearthstone, Warcraft Rumble representa estéticamente un juego de mesa, en este caso del estilo «Tower Defense». Lo cierto es que se ve precioso; por lo menos a mí me encanta a nivel visual, con personajes emulando figuras coleccionables que cobran vida. Y lo que es mejor, todas basándose en unidades y héroes de Warcraft, combatiendo sobre escenarios que emulan lugares emblemáticos de su mundo.

Creo que no estoy solo al sentirme cómodo con esa premisa. Aprecio mucho eso de gestionar un batallón liderado por héroes clásicos como el viejo Cairne, y contar entre sus tropas con los míticos guerreros taurens y chamanes orcos. Mi favorito por ahora es el que utilizo actualmente, el Barón Osahendido junto a un pelotón en su mayoría de muertos vivientes, con unidades icónicas como el necrófago, los esqueletos o las gárgolas.

Como fan, resulta imposible no tomarlo como una propuesta que pretende evocarnos algo parecido a los Warcraft de estrategia. A pesar del cambio de enfoque y lo minimalista del juego de móviles, me recuerda a una versión alternativa de su multijugador. ¡Como si fuese uno de sus famosos modos extra creados por fans! De hecho, ya me está apeteciendo rejugar Warcraft III por enésima vez.

Pero bueno, no solo de nostalgia y fanservice se puede subsistir. Por lo menos no siempre, y es ahí cuando entra la segunda virtud de la experiencia.

Defiende y ataca, la estrategia Warcraft

Warcraft Rumble gnoll
No son escenarios muy amplios, pero siempre dan pie a ataques sorpresa durante la batalla

Quizá debáis perdonarme los más expertos en Clash Royale o títulos «tower defense», pero yo aquí soy nuevo y quizá eso me vuelve impresionable. En cualquier caso, lo que al principio me parecía una jugabilidad sencilla, simple y repetitiva en sus primeros pasos, acabó convirtiéndose en un vicio con bastantes posibilidades. Por lo menos, para un título del estilo.

Cuando Warcraft Rumble empieza a arrancar de verdad, una vez conoces la mayor parte de mecánicas, su experiencia se vuelve muy adictiva. Adquiere una generosa profundidad de tácticas y estrategias viables, donde entran en juego el coste de las unidades, su tipo de daño, el alcance o rango de invocación, los líderes de escuadrón e incluso habilidades activas y talentos pasivos. Hasta la adquisición del oro en vetas y cofres es importante.

La fórmula se complica, haciéndose dinámica y divertida de jugar. En el ámbito de JcE, tenemos que idear la manera de superar cada fase según el desafío que tengamos delante. Y en JcJ, los jugadores rivales pueden ser tan impredecibles como nosotros mismos, viviendo duelos intensos donde cada uno contraataca o sorprende al rival hasta derribar su núcleo.

Como mínimo durante las primeras horas, la propuesta se siente divertida y te engancha para seguir jugando a ratos cortos. Motiva a probar tácticas y progresar… ¡Ah, pero ahí está el problema! En el avance de nuestras unidades y la adquisición de nuevas piezas para perfilar nuestra estrategia. En fin, aquí recordaremos fácilmente qué tipo de experiencia es…

Progresión by Gallywix

El príncipe mercante aprueba este juego

Efectivamente, el título está lleno de micro-pagos que convierten la experiencia en un pay-to-win de manual. Ignoro si el JcJ equilibra los niveles de los jugadores para que la batalla sea más justa (lo dudo), pero algo que no regula es qué clase de unidades tiene cada uno, como es lógico. A poco que te interese ser competitivo o figurar en los ranking por tu habilidad, te toparás con un muro de realidad.

Warcraft Rumble te permite pagar con dinero real nuevas unidades y potenciar su progreso. He visto que hay cosas que puedes conseguir jugando, por supuesto, pero el tiempo que te ahorra la tarjeta de crédito es demasiado significativo. La tentación siempre estará ahí. A mí no me importa tanto, ya que ignoro esa clase de posibilidades y no me obsesiono. Pero existe demasiada gente que pica y se sumerge en el bucle.

No es la primera vez que expreso lo triste, abusiva y clasista que me parece esta práctica por parte de ciertos videojuegos. Y puedo llegar a ignorarlo por parte de títulos basados en nuevos universos; quien se meta ahí, será porque le apetece. Sin embargo, me enfada cuando dichas políticas de micro-pagos tocan sagas que adoro… como es el caso, aprovechándose del cariño de los fans.

Sí, sé que esto afecta ya a múltiples franquicias, es lo que hay y muy pocas se salvan de un título fanservice lleno de puñaladas económicas. Aun así, yo seguiré quejándome al respecto, por si como mínimo hace eco.

Conclusiones

Warcraft Rumble arte humanos vs orcos

Me resulta imposible negar que disfruto de las horas trasteando en Warcraft Rumble; me sirve para matar el rato cuando solo tengo el móvil al alcance y lo paso bien, regodeándome con su fanservice. Ya me enganchó más que otras experiencias para estos dispositivos… aunque admitámoslo, eso no era tan difícil. ¿O quizá sí? Mi antipatía hacia los juegos de móvil es digna de estudio.

Es una pena que el incipiente potencial y la calidad de estas propuestas se vean eclipsadas por su fórmula de progresión, «favoreciendo» al jugador que gasta el dinero sobre la habilidad a la hora de jugar. En mi caso, seguiré con el juego cuando me apetezca y hasta que deje de entretenerme, que probablemente sea pronto. ¡Y eso que me llevé!

Por desgracia, a veces resulta complicado ignorar las partes negativas de la existencia de estos títulos. Al fin y al cabo, en vez de insuflar vida a Heroes of the Storm o sagas como Stracraft, nos toca lidiar con experiencias minimalistas cuyo principal objetivo es reunir beneficios. Nuestra pasión por los videojuegos se monetiza hasta el extremo y con demasiada facilidad.

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