Finales Triangle Strategy, ¿cuál es el mejor de todos?
Como no podía ser de otra forma en esta web, cada videojuego con diferentes conclusiones alternativas puede tener un espacio aquí. En esta ocasión toca hablar de los finales de Triangle Strategy, juegazo cuyas decisiones nos llevarán hasta cuatro posibles cierres distintos.
Aquí hablaré libremente y con SPOILER de cada uno de ellos, comentándonos por separado para decidir cuál es mejor para mi gusto. Como tal, si no los habéis completado, no recomiendo seguir leyendo. ¡Jugad al juego! Os redirecciono a mi análisis por si os interesa.
Llegados al capítulo XVII nos ponen en una encrucijada donde debemos elegir entre tres posturas supuestamente irreconciliables. ¿A quién seguiremos? ¿A Benedict, el fiel consejero? ¿Roland, rey y amigo? ¿Frederica, la esposa de Serinoa? ¿O intentamos unirlos a todos?… Empecemos por lo más clásico.
Benedict
«El camino no tiene fin«
Moralidad

Eligiendo el plan de Benedict volveremos a ser testigos del arrojo del personaje a la hora de realzar a Serinoa, desvelando su verdadero linaje a Roland. Me gustaron las reacciones tanto del protagonista como del rey, bien medidas según sus respectivas personalidades, desencadenando el duelo más emocionante de los tres posibles.
También me pareció bastante emotiva la marcha de Roland, partiendo para proteger el reino desde fuera y dejando a Hughette a cargo de cuidar a su amigo. En cuanto a Serinoa y el resto, marchan para aliarse con Gustadolph… el verdadero triunfador de este final, pues su ideología de libertad acaba imponiéndose.
El resto es previsible: vencen a Dunálgida en el clímax de una batalla apenas satisfactoria contra el Oráculo y poco más. Serinoa asciende al trono, con Benedict a su lado y Gustadolph como aliado. No me quiero olvidar de la arrebatadora escena donde el consejero, culminado su trabajo, trata de quitarse la vida y el protagonista se lo impide.
Por su parte, vemos a Roland años más tarde como clérigo errante, algo que creo tendría gran potencial si la historia siguiese. ¡Incluso se alía con Idor! Recordemos su misión de detener a Serinoa si fuese necesario. Por mucho que el protagonista y los suyos intenten aliviar esa brecha entre ricos y pobres, la misma no hace sino crecer…
¿Incompleto?

Este final en si no está mal, dejando la puerta abierta a una posible continuación con Roland como antagonista, uno sólido y bien construido. Pero seamos sinceros; al no ser ni el final verdadero, dudo que tenga una secuela partiendo de esta base. Así que, por desgracia, esta conclusión no es tal.
Tampoco aprecio el combate final, lo sentí anticlimático. No está mal que sea así, pues Idor huyó y el homúnculo fue su distracción… ahí radica parte del problema. Es coherente, pero necesitamos algo más, pues no se siente una conclusión. Solo hemos vencido una batalla más, ¡el enemigo real escapó y está corrompiendo a Roland!
Eso sí, debo decir que en parte me gusta que el juego sea consecuente y realista con el tema. La guerra no tiene pinta de acabar, la desigualdad sigue vigente y por mucho que tengamos a un buen rey en el trono, no puede lidiar con todo. Por lo menos Benedict parece contento junto a él.
En mi opinión, quien más sufre aquí es Frederica como personaje. Ella vale mucho la pena y en este camino se la aparta a un plano muy secundario. No logra nada y tampoco vemos que lo intente. Es la esposa de Serinoa, sin más… Alguien que, por cierto, tampoco creo que disfrute de su posición.
Roland
«Quitas el pecado del mundo«
Pragmatismo

¡Admito que la decisión de Roland me impresionó! El personaje me encanta y aquí lo vemos dispuesto a cometer un despropósito, entregándolo todo a Dunálgida para traer una igualdad impuesta a Norselia. Quien se opone a ese sinsentido es Frederica, retando a Serinoa en un duelo singular algo extraño. Pero motivos a la chica no le faltan.
El protagonista acaba dejándola partir en una bonita escena donde le pide que mantenga firmes sus ideales. Yeela está dispuesta a acompañarla, pero la rosé le insta a quedarse con el grupo. Tiempo después tras este final sabemos que Frederica sigue en su particular lucha, con la cabeza rapada y pregonando por el lugar. Duele enterarse de que la echan a pedradas.
No es de extrañar en el mundo que ayudan a forjar Roland y Serinoa, manipulados por el falso credo de Dunálgida. Reconozco que el camino hasta aquí es emocionante, con un ataque a Fraguahelada en tres partes donde derrotamos a Gustadolph y su general… para acabar topándonos con Svarog.
La locura del hombre casi se comprende, destruyendo el gran horno de su tierra y obligándonos a combatir sobre las ardientes ruinas. Cuando vencemos, culmina el plan de Idor de someter toda Norselia a su credo. Nombran a Roland como uno de los siete ungidos y, junto a Serinoa, se los ve… ¿felices?
El final «malo»

No hay duda de que esta conclusión resulta perturbadora por muchos motivos. Y me encanta que exista. La naturaleza bélica de Norselia y su guerra por los recursos nos puede llevar hasta este punto. Roland, superado por todo lo que le sucede, acaba abrazando una insensatez. Y nosotros cometemos el error de confiar en un hombre derrotado.
Aquí Benedict no tiene tanto papel, pero me gusta enterarme de que Frederica sigue su lucha por la liberación de los rosé aunque esté sola en dicha liza. Y en un mundo que se lo pone todavía más difícil por culpa de las acciones de sus viejos amigos. No todo sale bien siempre y por ello está genial que tengamos una opción de final amargo.
La siniestra igualdad impuesta es algo que, de hecho, trae más de una lección aplicable al mundo real. No sabemos si Serinoa y Roland, quizá con el apoyo de Exharme, lograrían percatarse un día del nefasto mundo que legaron a futuras generaciones. Creo que como mínimo este último, vista su ambición, no se quedaría quieto.
En cualquier caso, está genial. Los combates que nos llevan hasta aquí son mejores que durante la opción anterior con Benedict. El brusco giro de acontecimientos de Svarog utilizando la Titánide para acabar con todo me sorprendió. Una acción demencial producto de su desesperación… más brusco que lo de Roland, pero no tan distinto pese a las buenas intenciones del rey.
Frederica
«Mar calmo«
Libertad

La firme determinación de Frederica nos guía por su camino de humanidad, con un plan atípico que rechaza la guerra y aboga por la liberación de su pueblo. Los datos legados por su madre Oriana se hacían realidad, como las rocas salinas y las mentiras de Dunálgida. ¿Por qué no creer en Centralia, rescatando a los rosé injustamente oprimidos?
Benedict lo considera poco menos que una tontería y se opone con tal firmeza que acaba retando a Serinoa a un duelo para negar esa posibilidad. Y debo decir que, aunque obviamente estaba abocado al fracaso, el consejero marcha prometiendo proteger a los Wolffort como última voluntad de su señor. Me fascinó eso.
El grupo se infiltra en Dunálgida gracias a Clarus, rompen la estatua de la Diosa para convencer a los rosé de la necesidad de ser liberados y todos marchan juntos, huyendo de Norselia para encontrar la legendaria Centralia. Una decisión arriesgada y valiente, pero comprensible, pues sus paises parece condenados a un ciclo sin fin de guerra.
Antes de traspasar las fronteras, Idor y sus homúnculos consiguen alcanzarlos. Me encantó la lucha por proteger a los rosé en el puente mientras lidiamos con las fuerzas de Dunálgida. Hasta el gran final, donde todos consiguen cruzar… a costa del heroico sacrificio de Serinoa, quien se encarga de detener al villano en su último intento por asesinarlos a todos.
Apropiadamente épico

Fue el primer final con el que me topé y sencillamente, consiguió emocionarme. Me parece buenísimo que una opción sea abandonar Norselia, salvar a los desfavorecidos y apostar por un futuro diferente. Y también vi correctísimo que no fuese gratis y se cobrase la vida de nuestro protagonista. Así sí.
Muy apropiado al tono de la trama en todo momento. Debería ser imposible que todo saliese a pedir de boca en el final. Aquí dejamos que Norselia se consuma en sus guerras y Benedict acaba al servicio de Gustadolph, sirviéndole con el único objetivo de mantener sus ideales Wolffort hasta las últimas consecuencias.
Que Serinoa sea el sacrificio lo mejora todavía más. Encaja con el protagonista que nos han presentado hasta ahora, protegiendo a los suyos de un rival demasiado poderoso. Un momento que me llegó al alma. Y el clímax de esa agradable sensación lo protagonizaron Frederica y una cría junto al mar, por fin en Centralia.
Puede que de esta forma nos perdamos mucha información sobre la realidad de Norselia y el resto de personajes, pero para eso nos hemos ido. Además Roland, quien se ocupó de cumplir la voluntad de su amigo, sería feliz aquí. ¿Quizá junto a Hughette? Una conclusión agridulce, preciosa y adecuada.
Serinoa
«Libre vuela el halcón«
Final verdadero

La vía seguramente canónica que requiere varias decisiones clave para llegar hasta ella. Serinoa acaba entendiendo el verdadero papel de un líder. No se deja llevar ciegamente por la balanza utilizada hasta ahora, intentando tener en cuenta los sentimientos y deseos de todos para formar su plan final.
Y menudo es. En él debemos dividirnos en tres grupos liderados por Benedict, Roland y Frederica para cumplir algo similar a «todos los planes a la vez». Nuestro consejero atraerá las fuerzas de Exharme a Wolffort para combatirlas en clara inferioridad, Roland intentará negociar con Fraguahelada y Frederica liberará a los rosé.
Esto da como resultado unos combates magistrales afrontados con menos unidades. Cuando lo logramos, nos espera un gran jefe en la forma de Idor y sus homúnculos. Y aquí, más allá de parecer un villano genérico, admito que este anciano logra posicionarse como un enemigo sólido y merecido jefe final de Triangle Strategy.
Cuando la enorme operación concluye, con el clímax de la evolución de sus personajes principales, Norselia logra la ansiada paz. En este final Layla sobrevive y, sorpresivamente, se le da el liderazgo de Dunálgida. También vemos a un amistoso Svarog cumpliendo el sueño de su hijo y a Roland como un rey por fin digno de su trono.
Redondo

Efectivamente, se nota que es el final verdadero del juego. Sin duda el que más satisfechos nos deja. Uno donde todos los personajes brillan, abriéndose nuevas y esperanzadoras posibilidades. Resulta imprescindible vivirlo, pues es la cúspide jugable de Triangle Strategy. ¡Y finaliza con la esperada boda de Serinoa y Frederica!
Roland es de mis personajes favoritos y por fin, en este arco, se reconcilia con su deber haciéndose merecedor de la corona. Además, nos regalan una preciosa escena entre él y Serinoa sobre los orígenes del protagonista. El rey está dispuesto a cederle el trono a su medio hermano. Sin embargo las palabras del soberano, como bien dice el Wolffort, lo hacen digno del lugar que ocupa.
Lamentaría que no existiera, me emocioné mucho viviéndolo. Aunque pensándolo con la mente ya en frío… ¿no está demasiado idealizado para esta historia? Todos adoramos que nuestros protagonistas tengan un buen final, ¡pero es que aquí lo tienen todos! Los buenos ganan, los malos mueren, los redimibles se rescatan.
No pega tanto con el tono gris de los acontecimientos hasta ahora. Pero siendo un videojuego entiendo, respeto y apruebo muchísimo que exista un «final verdadero» de este calibre. Como jugador te llena de gozo. Sentimos algo dentro que, viendo los créditos finales, nos grita: ¡lo conseguiste!
Y el ganador es…

Pese a las múltiples bondades del final verdadero, yo por historia sigo prefiriendo la opción de rescatar a los rosé y partir con Frederica hacia Centralia. No será la conclusión más redonda y satisfactoria, pero sí la que considero adecuada en consonancia a los valores de Serinoa y la realidad de Norselia.
Además, esta trama pedía a gritos la muerte definitiva de un personaje principal. Que sea nuestro protagonista y lo bien que se realiza acaba otorgándole un mérito espectacular. La secuencia de su sacrificio contra Idor, pidiendo a su amigo Roland que se lleve a los demás y la última escena de Frederica… Magistral.
No por ello querría despreciar el resto de finales. En especial el más amargo, donde Roland y Serinoa contribuyen directamente a la victoria del temible Idor. Cuando en un videojuego existen múltiples conclusiones, agradezco que exista algún «bad ending», y el de Triangle Strategy está genial.
El que peor parado sale, por desgracia, es ese en que Serinoa acaba como rey. No me disgusta, pero está lejos de convencerme. A no ser que decidieran contar algo más a partir de eso… Aun así, de continuar una saga con Triangle Strategy, espero que sea en base al final verdadero y tras muchos años de estos sucesos.