Siege of Dragonspear DLC para Baldur’s Gate
Tras lanzar sus versiones Enhanced Edition de estos míticos títulos y añadir personajes de su propia cosecha, Beamdog se atrevió a crear Siege of Dragonspear, un DLC para Baldur’s Gate. Un movimiento arriesgado el de tocar esta saga. ¿Fue acertado?
La saga Baldur’s Gate tiene juegos que son de los más reconocidos y queridos por los fans del rol, especialmente por los que la disfrutaron en su época. A día de hoy sigue siendo un referente y, pese a que su fórmula jugable se ha mejorado en otros títulos, la historia perdurará siempre como una de las más épicas. Esto ya hace que cualquier cosa que cambies o implementes en esta trama de forma oficial sea muy susceptible a la crítica negativa, por pura nostalgia de una saga tan redonda como esta y el temor a que sea estropeada.
Llenando el vacío
Poner algo previo a los sucesos del principio era difícil, y mucho menos colocar una aventura al final de Throne of Bhaal, así que para localizar su aportación Beamdog no tuvo muchas opciones. Y se decantó por la más obvia y correcta, dirigiéndose allá donde existía un hueco que rellenar.
Si hacemos memoria y sin hacer spoiler, el paso de un juego al otro era bastante brusco. Una vez finalizado el primero, encontrábamos un salto de tiempo en el que teníamos poca información de lo que sucedía con nuestro protagonista y sus aliados. Algo se nos cuenta, pero muy por encima. Esto se soluciona con el DLC de manera satisfacotria.
La trama de Siege of Dragonspear se sitúa entre la conclusión del Baldur’s Gate original y el inicio de su segunda parte. Retomamos la acción pocos días después de donde lo dejamos al acabar el primer juego. Desde aquí, nos involucran en un conflicto que nos hace abandonar Puerta de Baldur para acabar con la misteriosa cruzada de Caelar Argent.
Lo cierto es que la aventura es interesante, nos descubre mucho trasfondo y nos deja recorrer algunas zonas icónicas que, si bien la estancia es breve, vale la pena el pasar por ahí. Las misiones secundarias son entretenidas y el componente de rejugabilidad clásico de la saga se extiende a este añadido. Tras disfrutar de todo el contenido, el final del DLC nos orienta a la perfección de cara a la continuación canónica que es Baldur’s Gate II. Pero eso no es todo lo que aporta esta historia.

Los viejos compañeros en Dragonspear
Debe aclararse que no mantenemos nuestro grupo formado en Baldur’s Gate I, pero esto no es necesariamente negativo. De hecho es bastante realista que algunos decidan seguir con su vida o no deseen alargar su estancia junto al protagonista. Así pues, las opciones en cuanto a compañeros se reducen un poco, sin embargo ninguna de las pérdidas es grave y están todos los que podríamos llamar imprescindibles.
Además de eso, la mayoría tienen un mejor papel que en la trama original, ya que cualquier fan podrá recordar que los compañeros empiezan a brillar en Baldur’s Gate II, pues en su primera parte la intervención e interacción de los mismos era muy reducida en comparación a la secuela.
De esta forma, tenemos mucha más presencia y reconocimiento a personajes como Safana, Dynaheir, Skie o Khalid, por poner unos ejemplos. En esta aventura brillan por derecho propio y adquieren un protagonismo que de otro modo nunca tendrían. Por supuesto, el clásico repertorio de Minsc, Jaheira, Edwin o Viconia no faltan en la cita con aportaciones sólidas y correctas.

Los nuevos personajes
No solo se vive de los personajes de siempre, y en Siege of Dragonspear se unen a la lista cuatro más: la capitana Corwin, el gnomo Glint, la chamana goblin M’Khiin y el simpático de Voghiln. Comentar aquí que se echa en falta por lo menos uno maligno nuevo para tener en nuestras filas.
Y claro, como es lógico, todas las incorporaciones que Beamdog realizó en su primera Enhanced Edition repiten presencia aquí, por lo que Dorn, Neera, Rasaad y Baeloth serán reclutables y seguirán en su línea.
El último apunte pero no menos importante, es que se añaden opciones de romance para varios de los personajes. Son algo básicos, pero enriquecen la aventura y la relación con los susodichos. Esto lo tenemos tanto en los nuevos como es el caso de Corwin, como en los antiguos, por ejemplo Safana.

Valoración final
90/100
Como fan de siempre de la saga, recomiendo mucho jugar a este DLC. Personalmente, a mí me ha encantado y eso que tenía mucho recelo con la idea. Ojalá todos los contenidos de este estilo en los videojuegos tengan una calidad y extensión similares… como ya pasa en otras sagas afortunadamente, pero no en muchas.
Siege of Dragonspear se ha convertido en una pieza más de la historia de esta saga, lo cual ya es un logro sobresaliente, y se añade a las largas horas de disfrute que ofrece Baldur’s Gate en su conjunto. Sirve tanto para los que se inician en este mundo, como para los viejos que pueden revivir viejos tiempos y descubrir un capítulo desconocido más de esta obra de arte.