Atsu y Jubei, los mejores personajes de Ghost of Yotei

Como puede intuirse por el título de la entrada, lo que más me gustó de la historia de Ghost of Yotei fue la relación entre Atsu y Jubei, así como el origen y desarrollo de ambos personajes. Aquí me apetece hablar del tema, pero utilizaré SPOILERS para repasar su evolución durante la aventura. Si no habéis completado el juego, ¡hacedlo antes de leer esto!

Valoración Ghost of Yotei

Suelo disfrutar mucho cuando presentan buenas historias sobre hermanos cuyo vínculo resulta determinante, independientemente del camino que escojan. Este es el caso de Jubei y Atsu, que fueron criados en un entorno agradable, con unos padres que los querían y protegían. Y así seguirían hasta sus doce años, cuando la desgracia los marcaría de por vida.

La noche del árbol en llamas

Atsu y Jubei Ghost of Yotei Yone Saito noche árbol en llamas
El impacto de esta escena es muy duro, resulta lógico que hunda más a Atsu y cause una reacción en el viejo Kitsune

Las partes en las que vemos a los hermanos convivir construyen a la perfección la personalidad de ambos y la forma en que interactúan. Atsu y Jubei lo hacían casi todo juntos, jugando y también entrenando bajo la tutela de sus padres. Pese a sus diferencias, el vínculo que los unía era inquebrantable y compartían más similitudes de las que se aprecian a simple vista.

Suele decirse que los peores momentos son los que nos definen y eso se vio reflejado durante la tragedia de esta familia. Atsu, quien es más rebelde, temeraria y suele tomar la iniciativa, es la primera en defenderse con fiereza. Logra incluso herir al Oni. Jubei tiene miedo, pero también lo vemos sacando fuerzas de flaqueza e intentando proteger a los suyos.

Aunque vivieron una experiencia similar, ambos niños la sufrieron a su manera. El punto clave que marcaría la diferencia es que a Jubei lo disparó el Dragón y lo dieron por muerto, pero sabemos que luego sobrevive y es adoptado por un samurái. Recordar el pasado y esa noche continuaría siendo doloroso para él, pero dentro de lo que cabe, fue el afortunado de los dos hermanos.

A Atsu le tocó ver caer a su hermano y a su madre ahorcada ante sus ojos. Y luego la clavaron al árbol en llamas para que muriese. También sobrevivió, pero a diferencia de Jubei, su noche fue más larga y debió apañarse sola en un mundo donde las chicas de su tipo no lo tenían nada fácil. No es que Atsu sea más fría o rencorosa que Jubei; su experiencia fue mucho más intensa, traumática y difícil de olvidar. Y estos detalles son clave para el futuro choque entre ambos.

Jubei y su visión optimista

Atsu y Jubei Ghost of Yotei Kiku

«Finjo que le ocurrió a otra persona. A ese niño que no pudo salvar a sus padres. Lo enterré con mi vergüenza y me convertí en samurái.»

El contraste entre Jubei y Atsu cuando se reencuentran es más que evidente, pero no se debe tanto a su forma de ser, sino a las experiencias vividas. Él también perdió a su familia y de hecho, descubrimos que no lo superó. Lo que pudo hacer es enterrar el pasado, llegando a cambiar su nombre y centrarse en las nuevas oportunidades que le dio la vida.

Su sueño desde pequeño era convertirse en samurái y proteger a la gente, algo que cumplió. Lo acogieron los Matsumae, se ganó su lugar, prosperó y logró su objetivo. Incluso tuvo pareja y una hija, aunque la mala fortuna se cebaría con ellos al morir la mujer debido a una enfermedad. De todas formas no estaba solo, tenía a sus compañeros y a Kiku, por lo que su vida era digna en esa época.

Todas estas vivencias, la conexión con sus compañeros Matsumae, la nueva familia y el cumplimiento de su sueño, lo llevaron a apreciar mejor la vida y dejar el pasado atrás. No es casualidad que él sea capaz de mirar hacia delante, dejar la venganza a un lado y luchar por los vivos, sin permitir que la tragedia de su niñez oscurezca su camino.

Cuando vuelve a encontrarse con Atsu tras tantos años, a pesar de lo cambiada que está su hermana, para él todo parece positivo. Confía ciegamente, responde por ella ante su clan y hace lo posible por ayudarla. Esto se debe al amor genuino por su hermana, pero también a su ingenuidad; como bien le dice Atsu, ha pasado mucho tiempo y ya no se conocen. Y tiene toda la razón, como descubriría por las malas.

Atsu y la oscuridad que retuerce el ser

Atsu y Jubei Ghost of Yotei joven noche árbol en llamas

«Me alegra que encontraras tu hogar con los Matsumae, pero no puedo olvidar esa noche.»

Puede parecer chocante ver que, cuando Atsu se entera de que su hermano sigue vivo, no salte a abrazarlo alegrándose al instante. ¡Pero es que no es tan sencillo! Vivió dieciséis años creyéndolo muerto y aferrándose a su deseo de venganza. Eso era lo único que mantenía su voluntad de continuar hacia delante. Me parece imposible que toda esa oscuridad acumulada con el tiempo desaparezca de repente.

Parte de ella se sentiría feliz, pero otra porción más grande de su ser no acabaría de creérselo ni bajaría la guardia. En cierto modo, la vemos rechazar la idea de que su hermano esté de vuelta. Nota que al principio él no la presenta como su hermana, se siente excluida de su entorno (y lo es) y está dispuesta a arriesgar la vida de Jubei para cumplir su ansiada venganza contra el Oni.

En retrospectiva, puedo entender la situación de Atsu y el porqué le costó tanto aceptar la posibilidad de que había algo por lo que merecía la pena vivir, en este caso su hermano. Pasó dieciséis años convenciéndose de que su única misión era matar a los seis de Yotei, basando su existencia y acciones en ese único propósito sin mirar más allá. No es algo que cambie de la noche a la mañana.

De hecho, Atsu demuestra una fortaleza mental increíble al conseguir abrirse poco a poco ante esa posibilidad. Y es que bajo la máscara del Onryo vengativo, fría y despiadada, se esconde una chica que preferiría vivir en paz. Esto se demuestra por completo al final de la historia, sí, pero también durante su desarrollo e incluso en su actitud hacia personajes secundarios.

Entendimiento mutuo

«Eres el samurái. Yo soy otra cosa. Y así debe ser.»

Mi parte favorita del juego es el reencuentro entre los hermanos y toda la misión que abarca derrotar al Oni. Me encanta porque trabaja a la perfección su relación con Jubei, tomándose el tiempo para que los ideales choquen, cometan errores, corten lazos por un instante y consigan empezar a reconciliarse. Todo ello mediante escenas y diálogos perfectamente elaborados, sin faltar a la esencia de ninguno de los dos.

Aquí sí debo resaltar el mérito de Jubei; de ser por Atsu, habría dado por perdida la relación. Sin embargo, su hermano priorizó el amor que sentía por ella, demostrándose numerosas veces. A pesar de ser un samurái aferrado a las normas y a su clan, ayuda a Atsu constantemente, desafiando las órdenes de sus superiores. Y durante todo el proceso intenta convencerla para que lo vea todo como él.

Por supuesto, le cuesta reconectar con su hermana y todo parece perdido cuando fracasan en la misión suicida de Atsu, que los pone en gran riesgo a ambos y se salvan por los pelos. Ahí Jubei cede a sus impulsos y admite que quizá ella tiene razón, que no se conocen y ahora no está seguro de querer conocerla. Esto hiere a la mujer, pero la reacción de su hermano se entiende perfectamente.

El verdadero mérito de Jubei surge cuando, en vez de forzar a que su hermana vea la vida como él, intenta ponerse en su lugar y contemplarlo desde su perspectiva. Comprende su dolor cuando se entera de lo que vivió. Es de esa forma, mediante paciencia y empatía, que consigue suavizar a Atsu y que ella también intente entenderlo a él. Todo ese proceso, de principio a fin, es muy satisfactorio a nivel narrativo. Y su amor fraternal acaba ganando la partida.

Lucha por los vivos

«Haré todo lo que sea necesario para traer paz a nuestra familia.»

Jubei nunca se rinde al intentar apartar a su hermana de su camino auto-destructivo. No rechaza su venganza, porque también la considera justa, pero se muestra reacio a tolerar que Atsu tire su vida por la borda en el proceso. Más de una vez la reprende por sus actos más temerarios y le insta a priorizar a los vivos, porque siempre hay alguien por quien merece la pena vivir.

Al principio, ese conflicto ocurre cuando Jubei quiere concentrarse en el rescate de los compañeros Matsumae frente a la posibilidad de matar al Oni, algo con lo que Atsu no está de acuerdo. Por suerte, una vez liman sus asperezas y son capaces de entenderse, esa visión empieza a cambiar. Ella comprende y apoya a su hermano en sus prioridades, aunque todavía siga escogiendo su propio camino vengativo.

Ese tema se refuerza cuando Jubei decide presentarle a Kiku, su hija. Atsu no solo se ve reflejada en la niña, también representa otra pequeña luz al final del túnel. Porque ya no son solo ella y su hermano, los supervivientes de una tragedia. Ahora hay otra vida que depende de ellos, una familia que la quiere y un lugar al que regresar.

De todas formas, como dije antes, no todo es tan fácil. Las escenas de Atsu suavizándose con Kiku son enternecedoras y recuerdo lo bien que me sentí al ver a nuestra protagonista sonreír o reírse de corazón. La pequeña familia que formaba con Kiku, Jubei y Oyuki era justo lo que necesitaba para pensar en escoger una vida distinta, alejándose de su venganza. Pero tardaría un poco en entender que eso es lo que quería de verdad.

Una parte final irregular

«¿Asesinas a mi hermano y esperas que te ayude a salvar al tuyo?»

Por desgracia, esa genial construcción y desarrollo del conflicto y personajes no se acaba de trabajar tan bien como me gustaría en la parte final. Quedaba perfilar la conclusión con los últimos enemigos, pero se hizo de forma apresurada. Tras batallar contra los hijos de Saito y capturar a la Araña, atraen al Dragón, pero atacan el hogar de los Matsumae y Atsu prefiere enfrentarse a su némesis en vez de defender el lugar donde vive Kiku.

Me parecieron escenas pobres por varios detalles. El primero y más obvio es que ni Oyuki ni Jubei «necesitan» a Atsu para sobrevivir; son un samurái experimentado y una antigua ninja de los seis de Yotei. En realidad, considero que Atsu toma la decisión más coherente en el ataque de Saito: intentar eliminar a sus líderes, ya que a Kiku podían protegerla sus dos aliados.

En cualquier caso, podríamos pasarlo por alto y entender el mensaje de fondo: Atsu decidió decantarse por su venganza una última vez, pero al perder a Jubei y Oyuki, entendió por las malas que prefiere conservar su nueva familia a consumar su tan ansiada retribución. Debieron ser escenas mejor elaboradas, pero bueno, quizá aceleraron el desarrollo por las prisas de lanzar el juego al mercado.

Luego tenemos otra víctima de esa recta final: la Araña. Me pareció un personaje muy interesante con el que Atsu podía empatizar en cierto modo. Su actitud ante la vida, la relación con su padre y esa complejidad como personaje lo hacían un antagonista interesante, quizá el mejor del juego. Lo tuvieron en prisión, charló con Kiku y acabó ayudando temporalmente a Atsu… pero decidieron mostrarlo lo justo. Igual que a Saito, de hecho.

La muerte que no tocaba… ¿o sí?

«La lealtad que os tenéis… solo os proporciona algo que perder.»

Después de eso, tenemos ya el enfrentamiento final en el que Saito decide trasladarse al viejo hogar de la familia de Atsu y tener ahí su último duelo. Aquí hay muchas cosas que se sienten raras sobre el personaje, como el hecho de que decida separarse de su ejército y optar por el enfrentamiento directo contra su enemigo declarado. En resumidas cuentas, la caída de Saito me parece forzadísima.

Respecto al duelo como tal, recuerdo indignarme cuando Jubei volvió para salvar a Atsu y murió por ello. Es decir, me parece lógico que no quiera dejar sola a su hermana y esté dispuesto a sacrificarse por esa causa. Siempre fue así; como personaje, Jubei se mantiene intachable. Y Atsu también. Pero ahí teníamos a una tercera en discordia… Oyuki.

Que Oyuki saliese con vida (e intacta) del conflicto me parece un desperdicio. Si me preguntáis a mí, lo ideal sería que el trío luchase unido contra Saito, o que Oyuki salvase la vida de uno de los hermanos, pagando su deuda y teniendo una muerte magistral. En lugar de eso, la ninja ni está ni se la espera. En teoría se queda a cuidar de Kiku, quien podía subsistir un rato perfectamente sin su ayuda.

No estoy en contra de que los personajes mueran y se sacrifiquen, ¡todo lo contrario! Sin embargo, la muerte de Jubei se sintió innecesaria en ese contexto. Tanto por los convenientes movimientos de Saito en ese último tramo, como por la ausencia de Oyuki en un conflicto que claramente debía implicarla. ¿Quizá quieran utilizarla en un futuro DLC? En cualquier caso, no me parece bien resueltoo.

Conclusiones

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En resumen, la historia de Ghost of Yotei me encantó, con una narrativa muy cuidada desde el inicio hasta cierto punto. En especial la parte del Oni, donde se profundiza a las mil maravillas en la relación entre Atsu y Jubei. Por desgracia, esa apresurada parte final consigue que no se sienta tan satisfactorio en su conjunto. Supongo que podría quedarme con lo positivo y la esencia de lo que quisieron transmitir.

Bajo mi punto de vista, debieron tomarse más tiempo para plantear mejor el encuentro final entre Jubei, Atsu y Saito, involucrando también a Oyuki. Si moría Jubei de todas formas, ¡pues qué le haremos! Pero la historia necesitaba un tramo final más coherente, en especial porque quedaba el antagonista principal y más importante. Eso sí, nos regala un último gran duelo que a nivel jugable.

Respecto a la Araña, fue un personaje con una situación y moralidad interesante, a pesar de que no saliese tanto como me gustaría. Siento que habría enriquecido la historia interactuando más con Kiku, Atsu y Jubei, e incluso con Oyuki. En el fondo tengo esperanza de ver qué sería de su vida, porque no sabemos nada de su futuro. ¿Podría encontrar también una razón para vivir?

De todas formas, lo dicho: me quedo con lo bueno y eso son los dos hermanos. Atsu y Jubei me encantaron, se trabajaron muy bien y son lo que otorga mayor valor a la historia de Ghost of Yotei.

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